La colocación de señales que destaquen los puntos de interés cultural a lo largo del recorrido es prácticamente lo único que queda para completar el mobiliario del nuevo tramo peatonalizado del Raval de Santa Anna. Lo primero en aparecer fueron los parklets, estructuras con vegetación y plataforma para sentarse, a principios de mes. Luego vinieron nuevas mesas y sillas y, hace pocos días, papeleras de madera y unos círculos anclados al suelo para aparcar la bicicleta.
Entre los comerciantes de la zona, estos elementos han generado «puntos de vista muy diversos: hay quien los acepta y también a quien no le han gustado», indica el representante de los negocios de esta vía, Marc Niubó, que añade que «a todos nos cuesta aceptar cambios» y que «en un primer momento fue un poco chocante». Por eso, «hay que dejar pasar tiempo, ver la aceptación y el resultado y, luego, decidir».
Niubó constata que «la gente está usando el mobiliario» y dice que «una de las cosas que más preocupaba era el incivismo». En estas primeras semanas, «hay mesas y bancos que se han ensuciado pero, en general, las personas los utilizan para la finalidad para la que se han pensado» y «se ha vuelto un lugar no solo de paso sino también de estancia, y eso puede ser interesante; veremos si a la larga el resultado es el que buscábamos o no». Por otra parte, que haya parkings de bicicletas «es interesante y quizá favorezca su uso cívico». En cuanto a las mesas, «iban a llevar tablero de ajedrez pero hicimos la reflexión de que nadie se pondría a echar una partida aquí». Además, opina Niubó, «conviene que no haya muchísimas cosas porque la gente tiene que poder venir y estar y nosotros tenemos que trabajar».
El alcalde de Reus, Carles Pellicer, valora que «hemos convertido el Raval en una zona de convivencia» y precisa que «los elementos de mobiliario urbano van en esta línea». «Los nuevos bancos se configuran como vestíbulos de los establecimientos comerciales y patrimoniales y contribuyen a incentivar la actividad económica y a promocionar la parte arquitectónica». Por su parte, la concejala de Urbanisme, Marina Berasategui, indica que «el Raval es ahora una plaza alargada que transforma los lugares de paso en lugares de estancia y relación de la ciudadanía». «Los elementos de mobiliario urbano están diseñados para fomentar el uso por parte de la ciudadanía que va a pie y las zonas ajardinadas ayudan a naturalizar el entorno», dice.
El objetivo del mobiliario es mejorar la calidad del espacio urbano en el centro histórico de la ciudad, rodeado de edificios emblemáticos, y posibilitar nuevas formas de uso del espacio público. El modelo de parklets fue codiseñado por el equipo técnico de Serveis Territorials municipales con Urbadis Microarquitectura. La estructura es de acero galvanizado y los revestimientos de las superficies son de madera de pino. Por otro lado, los botones de acero incrustados en el suelo reflejan las luces de los escaparates y dan continuidad al mobiliario sobre el pavimento, tal como indica el Ayuntamiento.