El comedor del Centre Social El Roser de Reus ha atendido a más de 500 personas en su primer año de vida. Fue en enero de 2022 que el servicio alimentario –que también incluye la despensa social–, entró en funcionamiento en el nuevo equipamiento, ubicado en la antigua prisión del Roser de la carretera de Montblanc. Esto permitió dejar atrás las antiguas dependencias de la calle Francesc Bartrina y «dar una atención social más intensiva y, por lo tanto, más eficaz y eficiente», subraya el alcalde de Reus, Carles Pellicer. Y es que este era el objetivo: mejorar el servicio a las personas en situación de vulnerabilidad. De hecho, en las nuevas dependencias hay capacidad para elaborar hasta 240 comidas diarias. Por su lado, la dirección del nuevo centro destaca que «se ha ganado en espacio, calidad y la atención social ahora es más próxima». Añaden que las instalaciones de comedor y cocina son «más grandes y mejor equipadas», lo que también permite recibir más donaciones de alimentos.
Durante este primer año, el comedor social también ha recuperado la presencialidad, dado que la pandemia obligó a reformular el formato y apostar por las fiambreras. Las cifras evidencian la importancia de poder quedarse a comer presencialmente: de las más de 500 personas atendidas en 2022, un total de 230 lo hicieron en las mismas instalaciones. Por otro lado, 208 optaron por llevarse la comida a casa y 81 más han recibido el servicio a domicilio. Esto se traduce a más de 36.500 comidas servidas, mientras que en 2021, en plena Covid, fueron 56.319. Cabe señalar que Serveis Socials prescribió durante el año pasado a un total de 59.939 comidas, pero de estas han acabado asistiendo, y por lo tanto, materializándose, un 61%.
Dentro de los servicios de alimentación que ofrece el Centre Social El Roser se incluye la despensa social. Empezó a funcionar también en enero de 2022 como una nueva forma de atender a personas que Serveis Socials considera que necesitan ayuda alimentaria. Con este sistema, el usuario escoge qué alimentos frescos y envasados necesita de entre los disponibles en unas estanterías y de acuerdo a un sistema de puntos establecido por Serveis Socials. En este caso, han sido 715 las familias prescritas para hacer uso de este servicio, con un total de 1.913 personas.
«Tenemos que estar agradecidos por la comida que nos dan», comenta un joven que espera a las puertas del Centre Social El Roser. Hace solo dos semanas que es usuario del comedor social y prefiere mantenerse en el anonimato. Valora bien el servicio y, de momento, se queda a comer presencialmente. No obstante, explica que está manejando la posibilidad de poder llevársela a casa. «Contrasta mucho la situación en la que se encuentra cada persona. Cada uno tiene sus problemas... Y si puedo, preferiría poder comer en casa», dice.
Los usuarios más asiduos se muestran más críticos. Muchos de ellos optan también por llevarse la comida a casa, y es que cuentan que «a algunos usuarios les falta higiene, y al principio podías elegir dónde sentarte, pero después ya no. Habiendo esta opción, es lo mejor», comenta un grupo. También se muestran de acuerdo en que «la comida es escasa», según dice Antonio y varios compañeros. Enseñan una bolsa: «Una fiambrera, un bocadillo pequeño, un trozo de pan y algunas mandarinas. Esto es para comer y cenar. ¿Se puede pasar así?», pregunta uno. Agradecen recibir comida, «porque si no, no tendríamos nada», pero a la vez piden que «haya un mejor servicio». Explican, también, que «no nos dejan estar por la zona antes de la hora, aunque lo hacemos igual. Así, solo te hacen sentir que no vales nada y que molestas a la sociedad», lamentan. En cuanto a la ubicación actual, respecto a la anterior (en la zona de la calle Ample), «esto va en función de la situación de cada uno. En mi caso, me va mejor porque vivo aquí al lado», indica Antonio.
Camas para 16 personas
El alimentario fue el primer servicio en instalarse en El Roser, hace ahora justo un año, pero no es el único. Y es que el nuevo equipamiento municipal está destinado a cubrir las necesidades básicas de personas en situación de vulnerabilidad, albergando también el servicio de alojamiento temporal. Entró en funcionamiento el pasado mes de noviembre. El objetivo es atender a necesidades de urgencia y de residencia de personas adultas en situación de exclusión social. Siempre en casos concretos y de forma temporal. La capacidad es de 16 personas y también incluye servicio de manutención, acogida, apoyo social, servicio de duchas y lavandería y espacio para animales de compañía. Esta es una opción distinta a los recursos privados ya existentes en la ciudad, como habitaciones de hostales o una entidad social.
Un equipamiento para potenciar la integración
Entre los objetivos del Centre Social El Roser destaca la integración de las personas usuarias. Con este objetivo, en las mismas instalaciones hay una cafetería abierta a toda la ciudadanía en horario de lunes a viernes de 07.45 a 11.45 h. Como que el equipamiento está enfrente del Institut Gabriel Ferrater, en esta franja hay estudiantes que optan por tomar algo en la cafetería del centro social. En esta misma línea de refuerzo de la integración, en el edificio hay una sala a disposición de la asociación vecinal de la urbanización Xalets Quintana. Además, los servicios de alimentación y alojamiento ocupan a personas que tienen dificultades para encontrar trabajo en el mercado laboral.