Miembros de la Associació Reus Som Útils (ARSU) y del taller de mujeres DonARSU Tot reivindicaron este jueves 16 de febrero, en el marco de la celebración del Carnaval, su derecho a una vivienda social y digna. Para ello, una quincena de personas han preparado carteles y han customizado cajas, que han emulado viviendas, y llevaron puestas por encima del abrigo. El grupo se llevó consigo todo el material hasta la plaza del Mercadal, donde lo lucieron minutos antes del pregón. En algunos de los carteles reivindicativos hubo mensajes que decían: «Vivir en la calle, ¡mata!», «queremos alquileres para las rentas bajas» o «queremos que nadie viva en la calle».
Antes de salir, incluso, en el Centre de Dia i Activitats La Illeta, algunos de los integrantes de la asociación han hablado de la esencia de sus peticiones, de «lo importante que es manifestar al ayuntamiento la necesidad existente de muchas personas de disponer de un techo». El presidente de ARSU, Quim Gómez, ha sido el primero en hablar, ha dicho que la acción del Mercadal ha tenido como objetivo «visibilizar que mucha gente no puede acceder a una vivienda social por las pensiones bajas que tiene». «Muchos duermen en la calle y están enfermos, necesitamos pisos sociales tutelados para personas que tienen enfermedades más graves, para evitar su cronificación». Durante la pandemia, «se demostró que se podía acoger a todas estas personas y, al volver a la normalidad, se las ha devuelto a la calle». «Sabemos que es algo que pasa en toda España, pero nos reivindicamos desde Reus, buscamos soluciones», ha destacado Gómez.
Integrantes de ARSU han dicho estar «preocupados», porque «no nos sentimos amparados, cuesta mucho que nos atiendan en Habitatge». Un simpatizante de ARSU, Sergi, ha contado que ha rehecho su vida y que con una pensión no contributiva «no tengo derecho a acceder a un alquiler asequible, y como yo, hay muchos, desde hace años; no nos negamos a pagar alquiler, pero no facilitan nada». María, con una deficiencia visual, ha explicado que «tuve que ocupar un piso, y después de nueve años de lucha, me han hecho un alquiler social; agradezco a la gente que me ha apoyado», aunque criticó el sistema y «cómo está montado».
Fatiha, pensionista, ha expresado, también, que con los precios del alquiler es «imposible» vivir y ahora está con su familia. Fatiha habla por ella y «por las mujeres que trabajan en la carretera, expuestas, a las que periódicamente y desde la asociación, ayudamos repartiendo preservativos y material de prevención, lo hacemos por humanidad». ARSU es una entidad sin ánimo de lucro formada por personas que consumen o han consumido drogas u otras sensibilizadas por esta situación.