Càritas Interparroquial de Reus impulsa un curso de formación de agricultura ecológica cuyo objetivo es ofrecer conocimiento específico a personas necesitadas de la ciudad, que se encuentran en una situación irregular o en riesgo de exclusión social, para favorecer su inserción laboral. Se trata de una formación completa, pues también se refuerza con el conocimiento del catalán y del entorno laboral.
«Càritas recibió una donación de un terreno ubicado en la ciudad, que es el que se utiliza para enseñar a las personas que van a este curso, para practicar. Un grupo de voluntarios lo arregló de forma semanal y allí ubicó un pequeño huerto. Algunos de los alimentos que se producen allí van al comedor social, pero si hay excedentes los llevamos también a las parroquias. La producción es pequeña, pero siempre es una ayuda», dice el psicólogo social de Càritas de Reus, Robert Castells.
Este curso se hace por primera vez este año, empezó en octubre y se alargará hasta el mes de febrero del año que viene. La enseñanza de la agricultura de carácter ecológico ha despertado interés entre las familias que ayudan. Castells cuenta que siguen el curso 10 personas, «la mayoría hombres, pero también hay alguna mujer». La franja de edad está entre los 20 y los 40 años, con diversidad de procedencias; aunque se concentra en Sudamérica y África. «A raíz de tener este espacio y el huerto, del que podíamos sacar buen rendimiento, decidimos sacar adelante la idea. Desde que llegó la Covid hemos pensado que lo importante es apostar por la formación», completa.
Diversificar la oferta
Las necesidades de las personas que acuden a Càritas son diversas, pero «a lo que le damos prioridad es a ofrecer recursos para fomentar la inserción». Nombra, por ejemplo, el curso de atención domiciliaria, que realizan de febrero a junio y mediante el que aparte de enseñar teoría de dicha especialidad, también inciden en conocer el catalán. «Nuestra idea es diversificar la oferta formativa. Con este nuevo curso hemos dado con gente que trabaja en el sector primario y que necesita trabajadores que lo puedan ayudar. Si nosotros podemos conseguir más gente formada en esto, mejor. Lugares como Mas Carandell o el Institut d’Horticultura ya ofrecen enseñanzas de este tipo, pero para personas en situación regular. Nosotros cubrimos otra franja de público, personas que se encuentran en proceso de regularización de papeles. Hay muchos colectivos atendidos, pero el que nos ocupa, cuesta más insertarlo», añade.
Sobre los ítems que forman parte del programa que aprenden las personas que asisten al curso, se encuentran, entre otros puntos, tener un conocimiento básico de conceptos como la materia orgánica, los microorganismos y los minerales; saber hacer una diagnosis del suelo; en qué consiste el compostaje; qué fertilizantes naturales existen; y qué herramientas y utensilios agrarios son los adecuados para realizar las diferentes acciones agrícolas.
Como apuntábamos anteriormente, este curso cuenta con otros módulos que lo hacen más completo. «Hay días en que se hace clases de teoría y otras de práctica. Damos mucha importancia al conocimiento del mundo laboral, se les hace una puesta a punto a estas personas sobre qué es necesario que tengan en cuenta al iniciar su actividad. Cuando acaban la formación obtienen un documento oficial que corrobora que tienen estos conocimientos, junto con el aprendizaje del idioma, tenerlo también les facilita las cosas para reunir los requisitos de arraigo social, tras haber pasado un mínimo de tres años en el lugar», concluye.