Hay solución a corto plazo. La Comunitat de Regants del Pantà de Riudecanyes podrá terminar la campaña de riego, que finaliza el 30 de agosto, después de que esta peligrara tras la negativa de la Generalitat al trasvase de 0,6 hectómetros cúbicos desde el embalse de Siurana debido al delicado estado en el que se encuentra por la sequía. Tras varias negociaciones, los regantes y el Departament d’Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural han pactado la instalación de urgencia de tres bombas de agua que movilizarán 1 hm3 de agua que queda inmovilizado en el pantano del Baix Camp hacia los cultivos.
Así lo confirmó ayer al Diari Àngel Xifré, director de los Serveis Territorials d’Acció Climàtica en Tarragona. Ayer ya se llevó el material necesario y hoy se iniciarán los trabajos, que tendrán una duración de 48 horas, de manera que el lunes –fecha límite que los campesinos habían calculado que se quedarían sin riego– ya entrará en funcionamiento. El coste de la actuación será de 102.000 euros más IVA, y correrá íntegramente a cargo de la Generalitat. De esta forma, los regantes, que según fuentes cercanas a la comunidad ven esta solución como una mejora al momento complicado en el que se encuentran, podrán terminar la campaña de riego con normalidad. Xifré apunta que se trata de una medida provisional y que en septiembre se retirarán, pero que se podrán utilizar los próximos años si la situación de sequía se repite y hasta que no se implanten soluciones definitivas.
La disputa por el agua del Siurana viene de lejos, aunque estas últimas semanas el conflicto ha estado más movido de lo normal. A la Comunitat de Regants le tocaba recibir, por concesión, 0,6 hm3 del embalse del Priorat, pero el Departament d’Acció Climàtica frenó el trasvase para garantizar la calidad ambiental del pantano y del río Siurana. «Debido a la sequía, no se dan las circunstancias para autorizar el trasvase de 0,6 hm3, previsto en abril, desde el pantano de Siurana al de Riudecanyes. El informe ambiental previo lo desaconseja porque, dado el bajo nivel del pantano de Siurana, supondría dejar en muy malas condiciones ambientales el agua restante», defendía la administración pública en un comunicado. El Siurana se encontraba ayer al 9,84% de su capacidad, mientras que el de Riudecanyes al 32,6%.
Dado este episodio de sequía, el Ayuntamiento de Reus, que se nutre en parte del agua del pantano de Riudecanyes, decidió el lunes posponer el abastecimiento hasta que no termine la campaña de riego.
Des de la Comunitat de Regants han declinado hacer declaraciones oficiales sobre la solución que han acabado pactando con la Generalitat, pero a inicios de semana lamentaron en un comunicado la negativa de Acció Climàtica a realizar el trasvase de 0,6 hm3. Argumentaban, entre otras cuestiones, que «el embalse de Siurana ha estado alguna vez en cotas más bajas y no se ha producido ningún impacto medioambiental» y que hechos como estos «abocan a la desaparición de la agricultura en nuestras comarcas, ya muy castigadas por la grave crisis de precios tanto de la avellana como de la aceituna». Asimismo, frente los motivos medioambientales de la administración para no llevar a cabo el trasvase del Siurana, defienden que «la agricultura también es medioambiente, mantiene nuestro país limpio y ordenado, contribuye a borrar la huella de CO2, reduce el riesgo de incendios, genera alimentos de kilómetro cero, fija gente en el territorio, y crea empleo y riqueza, entre otras muchas cosas».
En contra de los trasvases
Si bien los regantes de Riudecanyes defienden la necesidad de abastecerse del agua del Siurana para mantener sus cultivos, al otro lado, la Mancomunitat del Topograpo, que aglutina los municipios de Torroja del Priorat, Poboleda, Gratallops y Porrera, reivindica que necesitan los recursos del Siurana para abastecerse de agua de boca y también para sus tierras. En este sentido, pero, cabe destacar que Acció Climàtica asegura que el abastecimiento de agua a estos municipios está garantizado al frenar el último trasvase previsto al Baix Camp.
Josep Maria Díaz, alcalde de Poboleda y miembro del Topograpo, denuncia que no se deberían hacer más trasvases del Siurana a Riudecanyes, así como tampoco se deberían haber llevado a cabo los últimos, cuando el embalse del Priorat ya estaba por debajo del 25%. «Se llevan a Reus el 90% de nuestros recursos y nos dejan a nosotros el 10%», denuncia Díaz, a la vez que señala que «con un 50% para cada uno se garantizaría el caudal ecológico del río Siurana, el agua de boca para el Topograpo y el agua para el cultivo del Priorat». Con todo, recuerda que según la Unión Europea es ilegal hacer trasvases entre cuencas. «Pero seguro que hay un interés político detrás, en el Priorat solo somos 9.000 habitantes, muchos menos que en el Baix Camp, pero somos personas igual y tenemos el derecho de abastecernos de agua», concluye el alcalde de Poboleda.
En la misma línea se expresa Santi Borràs, delegado del GEPEC-EdC en la Comissió de Desembassament de l’ACA, que defiende que «hay que revertir los trasvases para garantizar el agua en el Priorat y no dejar a nadie desabastecido». Y añade: «No nos cogerán por banda diciendo que solo queremos salvar los pececillos. Primero son las personas, y después el respeto de la naturaleza y los usos adecuados del agua». Con todo, Borràs lamenta la opacidad del ACA y de la Comunitat de Regants del Pantà de Riudecanyes sobre donde acaba el agua que substraen de Siurana. «En 2017 accedimos a una información con la que vimos que de cada 10 litros que se llevaban, 3,5 eran para abastecer los municipios de Riudoms, Reus, Vila-seca y Salou. De los 6,5 restantes, 3 iban destinados a usos agrarios profesionales y el resto no vimos que fueran para los campesinos», denuncia.
Hay que encontrar soluciones
Los episodios de sequía se repetirán en los próximos años, y para entonces debe haber una solución definitiva al conflicto por el agua entre Siurana y Riudecanyes. Es lo que piensa Òscar Saladié, profesor de Geografia de la URV, que reconoce que «todas los actores tienen parte de razón, pero en situaciones así hay que tomar una decisión y es difícil contentar a todo el mundo». En este sentido, cree que la Generalitat de Catalunya tomó la de no permitir el trasvase «buscando el mal menor», y se refiere a la instalación de bombas en Riudecanyes como «una medida para minimizar las repercusiones que la decisión de Acció Climàtica ha tenido sobre los regantes». No obstante, ve imprescindible una solución a largo plazo.