Los alrededores de la calle Ample integran, por barrios, la zona de Reus en la que más proyectos ha desarrollado o previsto el gobierno local en el periodo 2019-2023. Son un total de ocho que aumentan hasta 11 si se les añaden los enclavados en el barrio Niloga. Así lo refleja, haciendo un recuento punto por punto, el mapa de inversiones perfilado por el Ayuntamiento en la memoria de mandato, que se ha enviado a los buzones de los vecinos.
El plano municipal sitúa en la ciudad 59 inversiones calificadas como las «principales» de estos cuatro años, surgidas de 83 millones de esfuerzo inversor: algunas están ejecutadas y otras figuran en fase de proyecto o de anteproyecto. No permite distinguir, sin embargo, el detalle del desembolso económico que realizó el gobierno en cada intervención ni territorialmente.
El Ayuntamiento ubica en el barrio Ample –así se denomina oficialmente– tres actuaciones ligadas a la macrotransformación del Eix Central: la que atañe al Passeig Mata, con un parking subterráneo de 600 plazas y la pacificación de la plaza de la Estació, de la que ahora hay un anteproyecto; la remodelación de la plaza del Víctor y su entorno, con cerca de 655.000 euros y ya en marcha; y la reorganización de la calle Ample y la conexión con el Condesito, en proyecto.
También destaca la reforma consumada de las calles Miró y Santa Helena, así como la puesta en marcha del almacén para el futuro sistema de bicicleta pública compartida –la Ganxeta– u obras de mejora en el Parc de Trànsit y La Palma. En el mismo barrio se está levantando el Centre Cívic Gregal, dentro del antiguo almacén de vinos del Palau Boule, con unos 2.300.000 euros de presupuesto.
La orientación urbanística hacia la peatonalización de los centros de las urbes, a la que Reus no está siendo ajena, tiene mucho que ver, por lo tanto, en la posición destacada del barrio Ample en el ranking de los que acumulan más proyectos.
Además, muy cerca de esta área, en el barrio Niloga, se perfilan otras tres actuaciones, en su caso vinculadas principalmente a equipamientos y a parques. Se trata de la construcción del nuevo Polilleuger Joan Rebull, que costó cerca de 1.200.000 euros y se inauguró a finales de 2021; el laberinto infantil dentro del Parc Sant Jordi, por 24.000 euros, estrenado el año pasado y que formó parte de los Pressupostos Participatius; o la conversión, que todavía no se ha llevado a cabo, de la plaza Anton Borrell en un espacio escénico al aire libre.
Preguntado al respecto, el presidente de la Associació de Veïns Reus Nord, Josep Ramon Ferré, expresa que «no éramos conscientes» del volumen de planes que implican a esta parte de la ciudad, aunque «siempre está bien que haya proyectos e inversiones porque son positivos para los vecinos». Si pudiera pedir, a la entidad «nos gustaría que se hiciese más en la parte derecha del barrio, hacia General Moragues y el triángulo con La Fira, porque hay aceras que no están bien».
Otro ámbito con un importante peso en cuanto a intervenciones impulsadas por el Ayuntamiento desde 2019, siempre agrupándolas por barrios y según la información que dio a conocer el propio consistorio, es el Gaudí. Despliegues de gran envergadura como la puesta al día de todo el conjunto de la Boca de la Mina quedan dentro de los límites del barrio, que configura el extremo norte de Reus.
Lo mismo ocurre con otras actuaciones, no de tan amplio alcance, como el intenso lavado de cara al puente que da acceso al barrio, por unos 490.000 euros. Y con la instalación de un parque de calistenia que abrió esta semana en Mas Carandell, la pérgola de la petanca, el laboratorio de la Estació de Tractament d’Aigua Potable (ETAP) o el jardín educativo de la Escola Bressol. En el Gaudí, lo que el Ayuntamiento ha incluído en la lista de principales inversiones se encuentra plenamente materializado.
El secretario de la Associació de Veïns del Barri Gaudí, Antonio Montoya, valora que «en los últimos años, la zona ha mejorado bastante y hemos logrado cosas que llevábamos mucho tiempo reclamando». «Tenemos la calistenia, se asfaltaron los parkings, nos pusieron la caracola, hicieron todo lo de la Boca de la Mina y, a nivel de temas más pequeños, también ha habido avances», señala Montoya, y dice que «buena parte de nuestras reclamaciones hallaron respuesta».
Del centro a la periferia
En líneas más generales, la mayoría de las inversiones ya ejecutadas se concentran en el norte, según se desprende del mismo mapa, mientras que en el sur hay grandes cuestiones proyectadas pero sin consumar, a veces con financiación compartida con otras administraciones.
Es el caso de todo lo que se espera para el entorno de Bellissens –el barrio Hospital– y Mas Iglesias, como la estación ferroviaria, la Facultad de Medicina de la URV –que se prevé que requiera entre 60 y 80 millones, pero aún no tiene ni fondos ni calendario–, el giro de Bioempreses o la construcción del reiteradamente demorado Pavelló Doble del Molinet anexo al Institut Roseta Mauri. Lo mismo pasa con el futuro del Carme, el Carrilet o el complejo residencial de la Hispània.
A medida que la lupa se aleja del centro de Reus, la cantidad de intervenciones impulsadas por el Ayuntamiento va disminuyendo. Pese a todo, aún se han consumado algunas en áreas más distanciadas del núcleo. Un ejemplo es el nuevo skatepark, que se generó en la zona oeste y abarca hasta tres zonas para la práctica deportiva, con un coste de 900.000 euros.
El Parc de Famílies, concebido como resultado de una de las propuestas de los Pressupostos Participatius, dio vida al polígono AgroReus. Y el arreglo del barranco del Pedret debería prevenir las crecidas a su paso por el barrio Immaculada, de la misma forma que la V Verda está llamada a suavizar la transición entre la ciudad y su parte más natural.