¡Hola vecinos! Os hemos mandado un huevo de Pascua. Un huevo gordo, enorme y bien majo. Alcanza los 16 metros de altura y un peso de 12 toneladas. En su ancho huevuno más amplio llega a los 11 metros. Como huevo gigante, como huevazo, como huevón, ha sido certificado por el Guinness World Records.
No lo hay más gordo. Hasta ahora el récord del mundo lo ostentaba un súper huevo construido en Pomerode (Santa Catarina, Brasil), que mide 15,02 metros de alto y 8,72 de ancho. Nuestro huevo, o sea, vuestro huevo, ha pulverizado al brasileiro. Tal cosa nos debe llenar de orgullo y satisfacción, como comunidades con los huevos más grandes del planeta.
El peazohuevo ha llegado a Port Aventura desde una empresa de Loporzano (Sierra de Guara, Huesca), de la que es alma el artista altoaragonés Julio Luzán. Se llama Tecmolde y dispone de una filial, Shu Digital, en el Parque Tecnológico Walqa, en las afueras de Huesca capital.
Ambas firmas están especializadas en servicios del sector 3D para, entre otras acciones, construir impactantes escenografías, arquitecturas efímeras, reproducciones arquitectónicas o escultóricas, tematización de espacios, efectos para pelis y campañas de publicidad, todo un universo de fantasía, en fin.
De ahí salió la calabaza ‘Ruperta’ para el Un, dos, tres de TVE, dinosaurios para Dinópolis (Teruel), decorados para el film Lo imposible, para Juego de Tronos o Astérix y Obélix en los Juegos Olímpicos y hasta decorados para TV3.
La pieza alusiva a la Pascua situada en Port Aventura está realizada en poliéster, envolviendo una estructura de hierro que da consistencia a su interior. El interior es hueco pero no preocuparse, vecinos. El huevo de Port Aventura no se inspira en el Caballo de Troya con que los griegos se la dieron con queso a los troyanos.
Os aseguro que el huevo no está relleno de putos maños que saldremos en tropel cuando menos lo esperéis, con el fin de cumplir fielmente -guerreando si menester fuera- el primer testamento de Jaime I el Conquistador que fijaba las fronteras orientales del Reino de Aragón en el río Segre, con la inclusión de Lérida en el territorio aragonés. Como debe ser. Lérida y sus caracoles a la llauna nos pertenecen.
También os vamos a mandar a Paula Ortiz, la directora, guionista y productora de cine maña (De tu ventana a la mía, La novia). Este verano va a rodar Teresa, basada en La lengua en pedazos del dramaturgo Juan Mayorga que, a su vez, se inspira en El libro de la vida de Santa Teresa de Jesús.
No me atrevo a llamarla Santa Teresa de Ávila, porque ya sabéis la teoría del filólogo e investigador Jordi Bilbeny que afirma la catalanidad de la mística Teresa, en su parecer natural de Cardona y abadesa del monasterio de Pedralbes.
Bilbeny también defiende que Cristóbal Colón -que partió de Pals y no de Palos a descubrir las Indias- y Miguel de Cervantes -procedente de una familia de Xixona y que escribió El Quijote en catalán- eran catalanes y que la opresora censura real adulteró las historias de todos ellos, y otros muchos, para castellanizarlos.
Paula Ortiz anda localizando lugares de rodaje en Barcelona y Tarragona en los que la actriz Blanca Portillo hará de Teresa. Veo a Paula cerca de la teoría de Bilbeny, la verdad. A mí me parece bien. Bueno, pues eso: que os la mandamos para allá.
De alguna manera, os enviamos igualmente a la diseñadora Paola Molet (Salou, 1999). De madre de Alcañiz (Teruel) y padre de Huesca, Paola hizo para su primera colección -‘Oh, l’amour!- bordados de flores como los de los mantones del traje de baturra.
Con 23 añitos, ha participado en la Semana de la Moda de Nueva York. Contó para ello con el apoyo del ayuntamiento de Salou y yo espero que el ayuntamiento de Alcañiz, donde tiene familia y sale de fiestuqui, también le eche una manica en su espectacular carrera.
¿Y qué nos mandáis vosotros ustedes? Pues no hay color. Nos habéis enviado a Miguel Grimal Marco (Barcelona, 1975), conocido aquí como ‘El rey del sinpa’. ‘Sinpa’ viene de ‘Sin pagar’ y consiste en salir por patas sin pasar por caja. Pero Grimal no sale por patas.
Él come como un señor, pide amablemente la cuenta al tiempo que expresa lo rico que está todo y, cuando se la traen, confiesa que no. Que lo de pagar no va con su filosofía de vida. Así, ha sido arrestado en 46 ocasiones.
El 27 de marzo, en el restaurante ‘Goiko’ de Zaragoza, hizo un roto de 47,50 euros. Ese mismo mes fue arrestado también los días 5, 6, 8, 9, 11 y 13. En una de las ocasiones, esperando a que llegara la policía, tuvo el cuajo de pedir una cervecita para no esperar tontamente. Al encargado casi le da un paralís.
El intercambio de valores autóctonos entre comunidades no está equilibrado. Habrá que hacer algo ¿no?
