Nuestra vida depende de un banco de datos

19 julio 2024 19:55 | Actualizado a 20 julio 2024 07:00
Àurea Rodríguez
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Este viernes medio planeta ha quedado paralizado porque no podíamos acceder a nuestros datos porque no funcionaban los servicios de Microsoft, una de las 3 empresas más grandes del mundo debido a un error de uno de sus proveedores. Microsoft al final no deja de ser un banco de datos almacenados en servidores que nos proporcionan este servicio de guarda y de consulta además de diversas aplicaciones.

En este caso no ha sido un ciberataque sino un fallo en una actualización de un software de uno de sus proveedores Crowdstrike. Un fallo que ha afectado global y masivamente a sus usuarios en el acceso a sus datos y por tanto a la movilidad de millones de personas en numerosos aeropuertos, a la conectividad y comunicaciones, a los pagos digitales por diferentes medios, las historias médicas de hospitales, etc. etc.

Por suerte poco a poco se han ido restableciendo los servicios y los pilotos y médicos tomaban lista con papel y lápiz a la vez que se volvía a pagar con moneda corriente y oíamos la radio. Esto si que ha sido un retorno temporal al siglo XX. Si hubiéramos querido hacer un ensayo global de plan de contingencias, el mundo hubiera suspendido porque ha sido la creatividad de las personas y profesionales con el instinto de supervivencia lo que ha permitido suplir la falta de datos.

Hemos experimentado por unas horas que pasaría si hubiera un gran apagón tecnológico y que significa la dependencia tecnológica de terceros países y empresas

El hecho de que seamos conscientes de nuestra dependencia tecnológica debería hacernos reflexionar para evitar un colapso mundial o como mínimo de nuestros servicios de proximidad. Mi abuelo siempre me decía que no pusiera todos los huevos en el mismo cesto, pues ahora hemos puesto todos nuestros datos en unos servidores, en este caso americanos en donde lo tenemos todo conectado.

Este incidente ha hecho que se reúnan comités de crisis de numeroso gobiernos de diferentes países y empresas para buscar soluciones a corto, revertir las consecuencias y comunicar a la gente que estaba pasando. Hemos experimentado por unas horas que pasaría si hubiera un gran apagón tecnológico y que significa la dependencia tecnológica de terceros países y empresas.

Esta falta de control puede venir por un ataque o accidente o fallo y esto no solo significa que volvamos a la vida analógica, sino que puede afectar a infraestructuras críticas y de alto riesgo con el peligro que ello conlleva.

A nivel global aumentan los ciberataques con casos tan celebres como los de la red de oleoductos de EUA, las universidades, organismos oficiales o empresas que han obligado a suspender sus operaciones de suministro o los de varios ayuntamientos de aquí, más en clave hacking local. Los hackers malos piden rescates al más puro estilo far west con el riesgo de al no pagarlo cerrar negocios por no tener acceso a los datos y que encima estos acaben en la Internet oscura.

Además, existen los riesgos físicos, el volcán de la Palma puso en alerta al gobierno y Telefónica, operadora de los cables submarinos de fibra que conectan la isla de la Palma por el riesgo a que estos sufrieran daños y quedaran incomunicados, en este caso por “causas naturales”. Recordemos que en el mundo hay unos 500 cables submarinos de fibra que nos dotan de internet y por los que se transmiten el 97% de los datos de comunicación del mundo.

Lo que está claro es que, si una cosa hemos aprendido de este viernes analógico, es que debemos asegurarnos de tener un plan B y aquí en caso de apagón o desconexión porque imposible no es.

PD: En la era del humanismo tecnológico, cuidado con los tóxicos, trepas, troyanos y trolls y rodearos SINERGENTES que siempre suman aptitudes, equipo y valores.’

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