Ya hemos de llevar mascarilla en espacios públicos y en la calle si no podemos mantener la distancia de 2 metros con respecto a otras personas.
Y es que es esto, la distancia, más incluso que la mascarilla, lo más importante para evitar contagios, según los expertos. Claro que la experiencia nos demuestra también que es lo más difícil de cumplir, sobre todo desde que han abierto las terrazas de los bares y, pese al esfuerzo de estos establecimientos por disponer sillas y mesas prudentemente separadas, nos hemos ido arrejuntando hasta acabar pegados.
Ante semejante peligro, restaurantes de todo el mundo han puesto en marcha algunos ingenios para mantener a los clientes seguros. Unos han instalado mamparas entre los comensales, pero otros han ido más allá. Como ese restaurante de Ámsterdam que ha optado por cabinas de vidrio a las orillas de un canal para ofrecer cenas seguras y románticas a sus clientes. El problema es que son solo para dos personas.
Con una menor inversión, un bar de Alemania logró algo más efectivo y hasta divertido: compraron churros de espuma de esos que se usan en las clases de natación y se los colocan a los clientes sobre la cabeza de dos en dos en forma de aspan y pegados a un sombrero, de forma que si alguien se acerca demasiado los churros chocan y avisan de que hay alguien demasiado cerca.
Pero nada que ver con ese restaurante estadounidense que ha diseñado mesas unipersonales consistentes en un neumático hinchable de grandes dimensiones en cuyo interior se mete el cliente y hasta se puede mover, pues lleva ruedas. Incluso se podría jugar a los autos de choque sin auto. En fin, todo sea por mantener la distancia.