Un pilar esencial en tiempos de crisis

11 marzo 2025 15:48 | Actualizado a 11 marzo 2025 15:50
Fabián C. Huguet Tous
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En los últimos años, fenómenos meteorológicos extremos, como tormentas, huracanes e inundaciones, han aumentado debido al cambio climático. Estos desastres no solo afectan a las personas, sino también a los edificios y viviendas. En este contexto, el administrador de fincas ha adquirido un papel fundamental, garantizando la seguridad, bienestar y tranquilidad de los residentes en las comunidades afectadas.

El administrador de fincas es un profesional especializado en la gestión, administración y mantenimiento de comunidades de propietarios. Su labor incluye desde la supervisión de servicios comunes hasta la gestión económica, legal y técnica de la finca. Aunque su trabajo es clave en la rutina diaria, cobra una relevancia mayor en tiempos de crisis como los desastres naturales.

Cuando ocurre un desastre natural, como la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), las comunidades enfrentan retos que requieren una respuesta rápida y eficaz. El administrador de fincas juega un papel clave en asegurar que se tomen las decisiones adecuadas y se implemente un plan de acción para proteger los bienes y la seguridad de los residentes. Esto incluye coordinar con los servicios de emergencia, contratar empresas especializadas en reparaciones urgentes y supervisar los trabajos de limpieza y evacuación si es necesario.

Una vez pasado el peligro inmediato, el administrador continúa siendo esencial en la fase de reparación y recuperación. Los daños materiales, como goteras, filtraciones o daños en las instalaciones eléctricas y de fontanería, pueden ser extensos. El administrador debe coordinar rápidamente los trabajos de reparación, buscar las mejores soluciones técnicas y económicas y gestionar las reclamaciones con las aseguradoras, velando por los intereses de los propietarios.

Además de gestionar los daños, el administrador tiene un rol preventivo clave. La preparación ante posibles desastres naturales es esencial para minimizar los riesgos. El administrador debe asegurarse de que la comunidad tenga medidas de protección adecuadas, como sistemas de drenaje eficientes, tejados en buen estado y ventanas resistentes. Las inspecciones periódicas también ayudan a identificar puntos débiles en el edificio. Además, es importante sensibilizar a los residentes, asegurándose de que conozcan los protocolos de evacuación y las medidas de seguridad.

La relación con las aseguradoras es otro aspecto crítico. La tramitación de los siniestros y la obtención de indemnizaciones son procesos complejos. El administrador, gracias a su conocimiento del sector, asesora a la comunidad sobre el tipo de seguro a contratar, las coberturas adecuadas y los procedimientos a seguir en caso de siniestro. En momentos de crisis, actúa como intermediario entre los propietarios y las aseguradoras, facilitando la comunicación y garantizando que se cumplan los derechos de los afectados.

Además de la gestión técnica, el aspecto humano del trabajo del administrador es crucial. Los residentes pueden experimentar altos niveles de estrés y ansiedad. El administrador, al estar disponible para escuchar sus preocupaciones, proporciona apoyo emocional y trabaja para tranquilizarlos. Puede colaborar con asociaciones locales y profesionales del ámbito psicológico para ofrecer recursos adicionales.

En conclusión, el administrador de fincas desempeña un papel fundamental en la gestión de desastres naturales. Su capacidad de respuesta rápida, conocimiento técnico y habilidad para gestionar relaciones con aseguradoras ayudan a minimizar los daños y garantizar la seguridad de los residentes. Su labor preventiva y su enfoque humano son esenciales para la recuperación de la comunidad, convirtiéndolo en un pilar indispensable en tiempos de crisis.

«Los fenómenos naturales serán cada vez más extremos».

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