La confusión del votante

29 junio 2023 18:11 | Actualizado a 30 junio 2023 07:00
Ángel Camacho
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Encontré a mi vecino Jordi sobre unos recortes; estaba riendo, y al verme, se puso serio. Oye, me dijo, esto del 23 de julio es para temblar porque estamos en una situación muy confusa en que parece que la derecha y la ultraderecha se unen cada vez más, pero algo parecido pasa hacia la izquierda. No hay términos medios.

Desde luego, le contesté, se echa en falta un buen partido liberal, gozne de situaciones políticas, serio y estable, no como la experiencia frustrada de Ciudadanos, con el suicidio político de Albert Rivera, que deshizo el futuro del partido.

Se echa en falta un buen partido liberal, gozne de situaciones políticas

Jordi me enseñó uno de los recortes que estaba leyendo: era un ‘acudit’ del recordado Perich, en el que, al lado de su sempiterno gatito, decía que ser trabajador y votar a la izquierda es lógico; que ser trabajador y votar a la derecha es fascismo; que ser empresario y votar a la izquierda es poco corriente; y que ser empresario y votar a la derecha es normal. Entonces, concluye el Perich: «En una democracia no puede ganar nunca la derecha, porque son menos... y, si gana, es fascismo... ¡y se acaba la democracia!». Así de sencillo.

Lo que ocurre, a estas alturas de 2023, es que la democracia aún no se ha instaurado comme il faut en este país. Quizás falten aún un par de generaciones para que nos podamos equiparar a Gran Bretaña o a Francia en la forma de gobernar con una democracia más real, más perfecta para el ciudadano (no la perfecta, que no se ve, pero hay que buscarla).

La gente está muy escarmentada con los políticos, por la corrupción existente en todas las capas de la sociedad y en todas las instituciones. Por las mentiras que chorrean siempre. Pero ya lo había –y sublimado– en el franquismo. Lo que no quiere decir que los bien intencionados sigamos buscando –y votando, que es nuestra herramienta democrática– una democracia más honrada, más diáfana.

Decía Voltaire, el gran filósofo y escritor francés, que solamente entre la gente de bien puede existir la amistad, ya que la gente perversa solo tiene cómplices; la interesada sólo tiene socios; la manipuladora sólo tiene víctimas, y solamente la gente de bien tiene amigos de verdad.

Decía Voltaire que solamente entre la gente de bien puede existir la amistad

Pocas veces he escrito lo que se entiende por «políticamente correcto», porque las verdades, como los mosquitos, pican y molestan. Pero así ha de ser para el periodista o el escritor no presionado por otros ni por otras. Es absurdo que la verdad genere tantos enemigos y la mentira tenga tantos seguidores. Es el signo de los tiempos, que ha de cambiar si no queremos que esta sociedad se deshaga en migajas.

Por cierto, pido disculpas: en mi último artículo sobre ‘Mujeres inolvidables’ puse el verbo «tildar» sobre Alicia de Larrocha, cuando, como se ve en todo él, la quería ensalzar, y ese verbo es despectivo. Pido perdón.

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