Papá

Ayer entrevisté a un padre que sabe lo que es desayunar cada día con la muerte a su lado. Cuándo le pregunté si se aprende algo de ese sufrimiento no me respondió con palabras, me respondieron sus ojos que luchaban por evitar que las lágrimas se vinieran por las mejillas. Para un padre, el calendario más veraz es su propio hijo. En él, más que en los espejos, toma conciencia de su transcurrir. El diente que le sale al hijo es el aviso del diente que va a perder el padre. Ese centímetro de más será su centímetro de menos. Los padres que ven el pasar del tiempo en los rostros de los hijos, sabiendo que su tiempo está contado. Recuerdo un amigo que una vez me dijo que no podría vivir con la angustia de saber que sus hijos iban a morir un día. Tiene cinco hijos. No le he vuelto a preguntar por el tema pero en sus silencios, en sus canas y en sus arrugas, la preocupación persiste. Cuando te quieres dar cuenta de que tu padre tenía razón, casi siempre tienes un hijo que cree que estás equivocado. Padre que viene del latín «pater», que significa protector, sustentador. Dicen que seguramente el origen está en el vocablo infantil «pa». La primera palabra. Papá. El que te va a salvar de los monstruos. Esos monstruos que siempre te esperan debajo de la cama o en ese espejo en el que ves pasar el tiempo para descubrir que tu rostro es como el de papá, cuando ya no tienes cómo llamarlo.