Morir lentamente sin que nadie se entere

25 febrero 2024 19:24 | Actualizado a 26 febrero 2024 14:00
Álex Saldaña
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El titular de la noticia es tan estremecedor que duele: «Fallece de inanición una anciana dependiente tras la muerte fortuita de su hijo cuidador». Sí, una tragedia doble que golpea a una familia en esta sociedad cada vez más individualista y donde los vecinos no solo no se preocupan los unos por los otros, sino que en muchas ocasiones ni siquiera se conocen pese a vivir en el mismo portal. Los hechos ocurrieron –bueno, al menos, se dieron a conocer– la semana pasada, cuando una mujer de 87 años, dependiente y que se encontraba desde hace tiempo en cama por su incapacidad para movilizarse, fue encontrada muerta por inanición en su vivienda del barrio madrileño de Aluche, después de que su hijo de 54, que cuidaba de ella desde hace tiempo, sufriera una caída de forma fortuita en la casa y falleciera sin que nadie acudiera a socorrerle. Los dos cuerpos fueron hallados sin signos de violencia y en avanzado estado de descomposición, al haber transcurrido varios días desde su fallecimiento. La intervención policial para acceder a la casa en cuestión no se produjo porque los habitantes del inmueble echaran de menos a sus vecinos al no verles durante varios días, sino porque avisaron de que llevaban varios días percibiendo malos olores procedentes de la vivienda en la que vivían madre e hijo. Imposible imaginar la angustia que sufrió aquella mujer, primero por el golpe que le supondría la muerte de su hijo sin poder hacer nada por él y, después, por ver cómo la vieja de la guadaña le acechaba a ella misma sin compasión al quedarse sin posibilidad alguna de alimentarse. ¡Qué final tan cruel! Una noticia muy triste que no habla precisamente bien de la sociedad que hemos construido.

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