El odio también se puede derrotar

15 octubre 2023 17:13 | Actualizado a 16 octubre 2023 14:00
Xavier Fernández José
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Si algo destaca en el último conflicto entre Israel y el grupo terrorista Hamás es el odio que se ha desencadenado. Es un odio sin límites. ¿Cómo es posible que alguien asesine sin inmutarse a niños y bebés? ¿O que ametralle a decenas de jóvenes en un festival de música? Precisamente a aquellos que tal vez podrían tender puentes porque no acumulan el rencor de décadas de enfrentamientos. ¿O que bombardee con saña las casas de civiles? ¿O que considere al enemigo como «animales»?

El odio, sin embargo, se puede superar. Por muy difícil que parezca. El presidente de la Autoridad Nacional Palestina e histórico líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yaser Arafat, y el primer ministro israelí Isaac Rabin firmaron unos acuerdos de paz en 1993 que les valieron el Nobel a ambos. Arafat había sido considerado un «terrorista» durante años. Ambos pasaron página. A Rabin le costó lo más preciado: su vida. Murió asesinado.

Nelson Mandela y Frederik De Klerk llevaron a Sudáfrica del Apartheid a la democracia. Mandela perdonó a los que le habían encarcelado durante 26 años. Habría sido lógico que los odiara. Pues no. Pactaron una nueva Constitución en 1993 y también ganaron el Nobel.

El 10 de abril de 1988, Irlanda, Reino Unido, los unionistas protestantes y el Sinn Fein, el brazo político del sangriento IRA, firmaron el ‘Acuerdo de Viernes Santo’, que ponía fin a 30 años de atentados. El premier Tony Blair y el líder del Sinn Fein, Gerry Adams, se fotografiaron juntos. Nadie se escandalizó porque tenían altura de miras y querían olvidar el pasado.

Arafat, Rabin, Mandela, Adams.. sacrificaron sus intereses por el bien común. Igualito que los actuales políticos en Catalunya y España.

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