La decadencia europea ha dado otro paso con el triunfo de Herbert Kickl, de 55 años, líder del Partido de la Libertad, fundado por neonazis en 1950. Es un admirador de Putin y del húngaro Orban. Basó sus mensajes en criticar la inflación y la inmigración.
Ha participado en triatlón y maratones, pero no se le conoce formación. Dejó dos veces los estudios en la Universidad de Viena, y no tuvo ningún trabajo que no fuera dentro de su partido, en el que ha ascendido hasta llevarlo a obtener el 29% del voto popular.
Cabe esperar que no reciba apoyos suficientes para gobernar. Austria es un país de los más ricos del mundo, con 9 millones de habitantes y personajes que han dejado una gran huella en la cultura universal. No es el caso del que hablamos.