Cuando has vivido en Bruselas y has dejado Bruselas, echas de menos muchas cosas. El cielo gris, el viento del norte, las patatas fritas, el olor a patata frita, el caos. El cielo gris, el viento del norte. Echas de menos a Jacques Brel. Sientes que traicionas a Jacques Brel. Él decía que lo difícil no es irse a vivir a Hong Kong, lo difícil es dejar de vivir en Vilvorde o en Anderlecht, o en Ixelles. Que en Hong Kong, con salud, todo es posible, pero dejar Vilvorde...dejar Bruselas. Nadie ha cantado al amor, al dolor, a la soledad y a la ternura como lo ha hecho Jacques Brel. La mejor canción de amor Ne me quittes pas, es desgarradora, dulce, te rompe el alma y te recose el corazón. Jacques Brel, el hombre que le supo poner palabras a todo. Decía que prefería equivocarse que quedarse callado. Que los prudentes se creen de pie pero en realidad están de rodillas. Odiaba la prudencia. Él no lo fue nunca. Ni con su avioneta en Polinesia ya enfermo de cáncer. En el homenaje a las víctimas de los atentados de 2015 en París, la canción elegida fue L’himmne à l’amour de Brel. La cantaron tres mujeres artistas en la esplanada del Panteón: entonces, sin tener nada más que la fuerza de amar, tendremos en nuestras manos, al mundo entero. Dejar Bruselas, dejar el cielo gris, dejar el viento del norte, dejar a Jacques Brel. Uno no se recupera nunca de abandonar ese rincón de mundo.
Jacques Brel
04 octubre 2024 18:40 |
Actualizado a 05 octubre 2024 07:00
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