El Barón Rampante que no quiso bajar de su árbol salió de su cabeza. Su maravillosa cabeza adriática. Ítalo Calvino... no se puede tener un nombre más perfecto. En 1981 la RAI le pidió en una entrevista tres claves, tres talismanes para aprender a sobrevivir a los años dosmil. Contestó: aprender poemas de memoria. Mucha poesía de memoria. No hace falta entenderla, hace falta memorizarla, para así poder tener a alguien que te haga compañía. La letanía de los versos y las rimas. Segunda regla: hacer cálculos a manos. Divisiones, sumas y restas. Raíces cuadradas. El lenguaje del universo y de la creación. Y por último, saber que todo lo que poseemos puede ser perdido en un instante. Riquezas, bellezas, suerte, posesiones. Incluso la vida. Sobre todo la vida. Aquí va un poema mal memorizado de la argentina Idea Vilariño para repetir sin cesar: Ya no, ya no criaré a tu hijo, no coseré tu ropa, no te tendré de noche, no te besaré al irme, nunca sabrás quién fui, por qué me amaron otros. Nunca llegaré a saber si era verdad lo que dijiste, ni quién fuiste, ni qué fui para ti, ni cómo hubiera sido vivir juntos. Ya no soy más que yo para siempre y tú ya no serás para mí más que tú. No volveré a tocarte. No te veré morir.
Italo Calvino
19 julio 2024 21:43 |
Actualizado a 20 julio 2024 07:00
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