Dior

Ayer me llamaron pija, cosa comprensible, y dije que sí. Que yo era muy de Dior. Pero no de Christian Dior, sino de Catherine Dior. Era la hermana del famosisimo modisto. Pero sobre todo fue una heroína de la Resistencia durante la Segunda Guerra Mundial. Fue torturada por la Gestapo —violada de tal forma que nunca pudo tener hijos— pero jamás desveló sus secretos ni delató a sus compañeros. Vivía junto a su hermano en París cuando estalló la guerra y, enamorada de un resistente, no dudó un segundo en incoporarse a lucha contra los nazis. Fue arrestada en 1944 y encarcelada. Tras la liberación mantuvo el silencio. Nunca hizo gala de su tortura ni de su contribución al éxito de la guerra. El silencio fue su dignidad. Nunca escribió sus memorias y cuando alguien le preguntaba sobre sus años durante de guerra, ella contestaba que todo lo había hecho por amor. Tenía 26 años cuando fue capturada y no se quejó jamás. Después de la guerra, su hermano Christian lanzó su primera colección (1947) y el resto es historia. El primer perfume de la casa, ‘Miss Dior’, estaba dedicado a su hermana. A su muerte, en 1957, Christian designó a su hermana Catherine como heredera universal de todo su patrimonio. Se puede ser pijo si se conoce la historia. Coco Chanel colaboró con los nazis y fue una delatora. Catherine Dior fue una heroína. Esa es la historia y esa es la diferencia.