Camilla

Este es el fin de semana de Caterina Windsor antes conocida como Kate Middleton. Pero la verdad es que son los tiempos de Camilla Windsor antes conocida como Camilla Parker-Bowles. Bienvenida la mujer que vive un cáncer y que enmedio de una quimioterapia sale al balcón ante millones de personas. Otras lo viven y no tienen pamela que las proteja. Rico o pobre, rey o plebeyo, la enfermedad no distingue rangos. Pero hay una figura que emerge: Camilla. La villana, la madrastra, la fea, la vieja, la gorda. Todos los adjetivos de la bruja de los viejos cuentos de los hermanos Grimm. Los arquetipos de Jung. Los atributos que permiten a los pequeños transitar hacia el mundo de los adultos, detectar la maldad (siempre en el rostro de una mujer vieja) y la sabiduría (siempre en el rostro de una mujer vieja). Camilla es una mujer vieja. Odiada durante décadas, es hoy el baluarte de la vieja monarquía inglesa. Royalistas o no, la venganza de la mujer potente, libre, que no oculta sus arrigas ni sus lorzas, es una buena noticia. Venga de las antípodas de nuestro credo, Camilla nos devuelve con un guiñó la complicidad de la vulgaridad, es decir, de la mayoría de nosotras. Arrugas, michelines, frustraciones, derrotas y victorias. Camilla es real. Que sea reina es lo de menos.