Bélgica

Ma petite patrie du coeur... Algo tiene ese país improvisado que lo hace mágico. Los mejores escritores: Simenon, Hergé, Nothomb, Yourcenar. Los mejores actores como Benoit Poolvevorde, músicos (el divino Jacques Brel, pero también Johnny Halliday que nació belga y por apellido llevaba Smet). Humoristas (la lista es inacabable), directores de cine, periodistas. Los belgas tienen una capacidad única que les permite ponerse el mundo por montera, reírse de todos (de ellos mismos en primer lugar) y de caerle bien a todo el planeta. Hace pocos días terminó la Vendée Globe (la vuelta al mundo en vela sin escalas y en solitario). Aquí ni se menciona porque la navegación a vela es cosa de ricos, pero en Francia es cosa de todos. El último en llegar a la meta fue... un belga. Denis Van Weynbergh. Ya hacía días que la carrera no se mencionaba en ningún lugar. Pues allí estaban. En la bocana del puerto de la Vendée, con sus gorros, sus bengalas, un centenar de belgas que le dieron un recibimiento digno de un héroe. La mayoría llegaron la noche anterior, durmieron en los coches, por la mañana iban por los cafés saludando a todo el mundo con sus risas y sus chistes (sobre los belgas). Es sabido por todos, no hay público como ellos (quizás el japonés) para ir a recibir al último como si fuera el primero, comerse unas patatas fritas, reír un rato, una cerveza y aleh op, diez horas de coche. Vive la Bélgique!