El dueño de Meta se ha dejado crecer el pelo y ya no va con pinta de César romano adolescente. Pero no esconde una abierta monomanía imperial. En la conferencia Meta Connect de esta semana, Mark subió al escenario con una camiseta que decía Aut Zuck Aut Nihil. O Zuck o Nada. La frase original era Aut Caesar Aut Nihil y fue adoptada con entusiasmo como un lema por uno de los peores Borgia. Lo más significativo que Mark Zuckerberg ha dicho este año es que ya no está arrepentido; de hecho, dice que desearía no haber pedido disculpas por la mayoría de las cosas por las que alguna vez se disculpó ante la Comisión del Congreso de los EEUU. Marck Zuckerberg dice ahora que aquello de lo que se acusa a Facebook, o Instagram o WhatsApp, es todo una invención, que la manipulación electoral por Cambridge Analitica en el refrendeum del Brexit o en las primeras elecciones ganadas por Donald Trump es una invención, como invención es el efecto de las redes sociales en la salud mental de los adolescentes. Dice que fue un error reconocer esos «pecados» y que Meta tardará un poco en olvidar ese tropiezo. Parece una barbaridad pero lo cierto es que no tiene porque arrepentirse si tenemos en cuenta que no se ha aprobado ninguna ley federal para regular a Meta ni a las otras grandes empresas tecnológicas (los GAFA, Google, Amazon. Facebook Apple). Así que las ocasionales horas pasadas en Washington para decir un «lo siento» vestido de traje fueron el precio que pagó Zuckenberg por ser el oligarca más poderoso del mundo, vendiendo las vidas de tres mil millones de usuarios mensuales a través de una plataforma que ha incentivado el discurso del odio y las más bajas pasiones de toda la humanidad. Vivimos en un mundo donde Mark Zuckerberg ya no está dispuesto a asumir la responsabilidad por nada. Al igual que muchos de los titanes tecnológicos, primero empeoran el mundo y luego afirman estar liderando cómo escapar de él. Elon Musk con sus viajes a Marte, Jeff Bezos con su programa espacial, Zuckerberg con su versión virtual del mundo real cuyo avance significativo es que él lo controla absolutamente todo. Sin límites, sin control, adorados por millones de personas, sin fiscalizar. Son los villanos amos del mundo. Sería cine de serie B, pero es la realidad de serie A.
Los titanes tecnológicos ya no piden perdón
27 septiembre 2024 20:10 |
Actualizado a 28 septiembre 2024 07:00
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