Las fiestas y el civismo colectivo

23 septiembre 2024 20:26 | Actualizado a 24 septiembre 2024 07:00
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La emotiva entrada del Braç de Santa Tecla hizo enmudecer ayer Tarragona en el día grande de la Festa Major. L’Àliga volvió a exhibirse, pero en esta ocasión lo hizo en su versión más solemne. Tuvo el honor de entrar la reliquia el arzobispo de Girona, el tarraconense Octavi Vilà, a quien el arzobispo de Tarragona, Joan Planellas, dio la bienvenida y definió como «tarragoní de soca- rel». La catedral enmudeció cuando apareció para presidirla. Mientras, el Seguici se echaba a la calle, llena de fiesta desde primera hora de la mañana y hasta altas horas de la madrugada. Y más todavía tras un fin de semana de intensísimas lluvias.

Las Festes Majors son mucho más que tradición. También son historia. Son cultura. Son diversión. Son devoción. Son comunidad

Fuegos artificiales, jornada castellera y traca final hoy con los Pilars Caminant. Un último tramo que llega con el sabor de boca de unos días intensos y sin tener que lamentar incidentes destacados (al menos hasta el cierre de esta edición) más allá de algún hecho puntual y de algún exceso, como es inevitable en las fiestas multitudinarias. Ahora es Reus quien se adentra en la recta final de su Misericòrdia tras días de una gran intensidad. Ayer era el Seguici Petit el que llenaba las calles del centro ante la mirada curiosa y sorprendida de los más pequeños. Y ayer también era el día de las Coris. De las Misericòrdies. De las Coies, de las Misis. Ahora se despide Tarragona y Reus está preparada para la traca final de Misericòrdia. La Baixada, el Ball Solemne Curt de l’Àliga en el Santuari y el fuego estremecedor del Ball de Diables protagonizarán las próximas horas, mientras Barcelona vive también la magia de la Mercè. Son días de mucha tradición. Pero las Festes Majors son mucho más que tradición. Son historia. Son cultura. Son comunidad. Son devoción. Son diversión. Son lo que nos describe y son parte de lo que somos. Y en la gran mayoría de ocasiones, lo que también son, y es importante resaltarlo en mayúsculas, es una enorme demostración de civismo colectivo. Porque nuestra sociedad, más allá de cuatro personas que dañan la imagen del resto, es una sociedad cívica. Respetuosa. Comprensiva. Una sociedad que valora la historia. Que valora la cultura popular. Que valora el pasado, vive el presente y sueña en un futuro. Y estos días ayudan a pensar en ello.

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