Ayer me entretuve escuchando el magnífico discurso de Barack Obama ante la Convención Demócrata, en apoyo a Joe Biden.
Obama escogió como escenario Filadelfia, el lugar donde se firmó la Constitución, que –reconoció– no fue un documento perfecto, pues contemplaba la esclavitud y no garantizaba derechos de voto para todos, pero que fue mejorando con el tiempo y las enmiendas.
Criticó a Trump y a su ego, a la vez que hizo un elogio de Biden: «Durante ocho años fue el último de irse de mi despacho… Busqué un vicepresidente y me encontré un hermano… Me hizo mejor presidente… Me ayudó a ampliar la cobertura sanitaria. Él conoce el mundo y el mundo le conoce a él…».
Son 19 minutos del mejor orador de la escena internacional en los últimos años.