Bertín, el gran ausente

19 mayo 2017 20:58 | Actualizado a 24 diciembre 2019 21:10
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Más allá de plantearse que el CIS pueda preguntar sobre Bertín Osborne como candidato a Moncloa en su estudio preelectoral, no hay que desdeñar su irrupción en campaña. Lo ha hecho, además, como metáfora de España, amenazando con su éxito televisivo el advenimiento de una segunda transición y dándole vidilla a nuestro gen carpetovetónico. Que ni Rajoy ni su plasma vayan a los debates puede ser motivo de mofa, pero no es más que una fina y pensada estrategia electoral. La inacción como decisión. Rajoy, ‘amarrategui’, algo así como el increíble hombre normal, sabe que los votos están en otro sitio, ni en los debates ni en las entrevistas de Ana Pastor, sino más bien en los partidos de fútbol de la Cope, o con María Teresa Campos humanizándole –ojo, y también Pablo Iglesias, con su memorable nana tocada con la guitarra ante la presentadora–. La política aplicada, las tramas afloradas, las actitudes, todo parece volatilizarse y relativizarse si los votos se juegan en la campechanía de la tele. La sombra de la España de Sálvame, real y al fin y al cabo nuestra, es alargada. Bertín sería el político –y cantante de rancheras– mejor valorado por el CIS, sólo por detrás de Arévalo.

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