Hablar de plásticos en la actualidad es hablar de reciclado, y viceversa. Desde Europa se ha dado un decidido impuso a la economía circular de los plásticos en los últimos años y la concienciación social también es cada vez mayor. La investigación en los procesos, tanto mecánicos como químicos y biológicos, es imprescindible para seguir avanzando y dar respuesta a los retos a los que se enfrenta el sector.
Desde AIMPLAS, Instituto Tecnológico del Plástico, se llevan a cabo investigaciones en diferentes tecnologías para el reciclado de plásticos que se engloban en dos grandes campos: el reciclado mecánico y el reciclado químico, complementarias entre sí y en diferentes fases de desarrollo, pero todas en continua evolución.
El grupo de tecnologías más implantado es el de reciclado mecánico. Este reciclado se centra en la recuperación de materiales manteniendo la estabilidad de la propia cadena del polímero y estableciendo mejoras a nivel macroscópico. Su reto actual se basa principalmente en la obtención de mejores materiales reciclados a partir de un mayor número de residuos. Aspectos como la presencia de olores en los materiales, separación y pureza de estos, mejora en las propiedades de los reciclados son evaluados y mejorados día a día por nuevos desarrollos y equipamiento.
El segundo grupo es el de las tecnologías de reciclado químico, que son más minoritarias que las de reciclado mecánico, pero que están tomando un gran impulso para cubrir aspectos difíciles para el reciclado mecánico como el contacto alimentario para poliolefinas o el reciclado de materiales termoestables, entre otros. Este tipo de reciclado se suele dividir en tecnologías de naturaleza química, biológica o térmica y en todas ellas, a diferencia del reciclado mecánico, se busca una ruptura de la cadena polimérica y la obtención de monómeros para volver a obtener nuevos polímeros similares a los vírgenes o sustancias de interés para la industria química.
Los procesos de reciclado químico son muy variados. Normalmente se clasifican en tres grupos: solvólisis o depolimerización, craqueo térmico y craqueo biológico.
El craqueo biológico o reciclado enzimático constituye una técnica prometedora que está en sus inicios. Hace uso de enzimas para romper las cadenas poliméricas de los plásticos dando como resultado la producción de monómeros que harán posible formar de nuevo un polímero.
Empleando procesos de reciclado enzimático, AIMPLAS está desarrollando el proyecto europeo BIOICEP para la valorización de productos plásticos cuyo objetivo es desarrollar una ruta para la transformación eficiente (tanto en coste como en energía) de residuos plásticos en bioproductos y bioplásticos de alta demanda en el mercado. El papel principal de AIMPLAS en el proyecto se centra en las tareas de desarrollo y evaluación del funcionamiento de distintos métodos de pretratamiento mediante tecnologías de alta eficiencia como la de microondas o la de extrusión reactiva O el uso de CO2 supercrítico.
BIOICEP está desarrollando estas investigaciones en materiales como PET, PS, PE, PU, PLA, PHA y almidón para obtener biopolímeros y bioproductos para el sector del envase y farmacéutico.