Teresa Ribera, vicepresidenta ejecutiva para una Transición Limpia, Justa y Competitiva; Stéphane Séjourné, vicepresidente ejecutivo de Prosperidad y Estrategia Industrial; y Wopke Hoekstra, comisario de Acción por el Clima, han presentado este miércoles en Bruselas el Pacto por una Industria Limpia (Clean Industrial Deal), una iniciativa que busca combinar la competitividad y la descarbonización dentro de una misma estrategia de crecimiento global. Este pacto incluye el compromiso de crear un paquete de medidas específico para el sector químico, con su adopción prevista para finales de 2025. Se reconoce el papel estratégico de este sector como “la industria de las industrias”, dado que abastece al 98% de las actividades productivas y es clave en la producción de moléculas críticas. El Clean Industrial Deal refleja las directrices de la Declaración de Amberes, lanzada hace un año, que cuenta con el respaldo de más de 1.300 firmantes de 25 sectores.
Tras la presentación del pacto, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el comisario Wopke Hoekstra se desplazaron a Amberes, donde participaron en un evento con 400 líderes empresariales firmantes de la Declaración de Amberes, con el objetivo de reafirmar el compromiso de apoyar la transición del sector industrial hacia un modelo más competitivo y sostenible. Por su parte, los líderes industriales pidieron a los Jefes de Estado de la UE que conviertan “la ambición en acción” a través de medidas inmediatas a nivel nacional, para asegurar que las políticas europeas se traduzcan en resultados tangibles para la competitividad industrial.
El director general de Feique, Juan Antonio Labat, evaluó el Clean Industrial Deal como un programa marco de actuación en el que, aunque se identifican los problemas que afectan a la competitividad europea, las medidas concretas solo se conocerán cuando se desarrollen los instrumentos en detalle. Labat destacó que, en la actualidad, el principal desafío europeo son los elevados costes energéticos, afectando especialmente a los sectores con alta intensidad eléctrica y de gas. En el caso de la electricidad, se proponen medidas para reducir los peajes, cargos e impuestos en las facturas, aunque serán los Estados Miembros los responsables de su implementación, ya que inicialmente solo serán recomendaciones. España, en función de medidas adoptadas en otros países como Francia o Alemania, tiene margen para mejorar los precios finales y hacerlos más competitivos.
El Clean Industrial Deal también prevé la creación de un Fondo de Competitividad de 100.000 millones de euros, así como el refuerzo de otros programas existentes. Labat subrayó que este instrumento no debe hacer olvidar la necesidad de establecer un fondo propio en España para la descarbonización y la competitividad industrial, junto con un modelo de Contratos por Diferencia de Carbono, actualmente en estudio en el Ministerio de Industria, para enfrentar las inversiones en tecnologías limpias y su operación en condiciones competitivas.
En cuanto a la protección de la actividad industrial sostenible europea y la prevención de la fuga de carbono, se valora positivamente la reevaluación del Mecanismo de Ajuste de Carbono en Frontera (CBAM), especialmente en lo que respecta a la industria exportadora europea, así como la introducción de medidas para fomentar la demanda de productos bajos en carbono y más sostenibles, tanto en el sector público como en el privado.
Finalmente, Feique destaca la decisión de la Comisión Europea de desarrollar un paquete de medidas específicas para el sector químico, además de los sectores de automoción y metalurgia/siderurgia, debido al impacto transversal de este sector en la economía y la innovación europeas. Aunque aún no se conocen todos los detalles de esta iniciativa, que se espera presentar en el último trimestre del año, Labat subrayó que, aparte de mejorar el marco regulatorio para la gestión de productos químicos, es necesario un plan de apoyo para la implantación e inversión en tecnologías de descarbonización en los procesos más difíciles de reducir las emisiones de carbono. Además, resaltó la necesidad de un mecanismo de defensa de la competitividad para mantener en Europa una serie de productos químicos estratégicos, esenciales para mantener activas las cadenas de valor de la economía industrial.
