El valor de una economía de clústers y diversificada

La necesidad de sobreponernos al duro golpe económico infringido por la Covid-19 exige poner en valor los innumerables activos de nuestro territorio. Por un lado, un sector turístico de referencia en Catalunya, que ha invertido mucho en mejorar la oferta en los últimos años y pionero en internacionalización. Por otro, una industria petroquímica cuyo polo de Tarragona es el más importante del sur de Europa. Y en paralelo, el Port (entre los cinco más importantes del Estado y líder en algunos tráficos en el Mediterráneo), un sector agroalimentario con una larga tradición en el territorio y, en muchos casos altamente innovador y un buen puñado de compañías punteras en otros ámbitos de actividad como Applus Idiada, Essity, Gomà Camps, Lear Corporation, Mahle Behr, Plásticos Castellá, Labora-torios Maverick, Fragadís, Carbonell Figueras, entre otras, distribuidas por todo el territorio como se puede comprobar en las siguientes páginas y que son motores de ocupación en sus respectivas comarcas. A esa diversificación debemos sumarle que nuestra provincia está enclavada en un punto estratégico incomparable, en el cruce de dos ejes viarios que recorren las áreas más prósperas de la Europa sudoccidental (el que discurre en paralelo a la costa mediterránea y el que recorre el norte de la Península Ibérica). También son elementos a explotar además de un clima envidiable, una universidad, la URV, entre las 600 mejores del mundo según el ranking de Shanghái, con centros tecnológicos referentes diversos campos de la I+D+i y de la transferencia universidad-empresa.