La vuelta del verano es una época delicada, para nosotros y para nuestras finanzas. El excesivo gasto realizado durante el periodo vacacional puede pasar factura si no se gestiona, y sobre todo planifica, de manera adecuada. Por ello, es importante tener una previsión financiera para los próximos meses, que nos permita encarar la última recta del año de la mejor manera posible.
En primer lugar, es aconsejable analizar en qué situación nos encontramos. Si tenemos o no un colchón de ahorros que nos permita hacerle frente a imprevistos y hasta qué punto somos capaces de asumir según qué contratiempos.
Esto es importante para tener una imagen detallada de nuestra situación financiera actual, ya que no ser capaces de asumir, por ejemplo, una avería de nuestro vehículo, que se nos estropee un electrodoméstico o una factura más elevada de lo habitual, puede obligarnos a recurrir a préstamos rápidos, con elevados tipos de interés y altas comisiones que nos conduzcan a situaciones complicadas en el futuro.
En segundo lugar, debemos revisar nuestra previsión de gastos, fijos y puntuales. Hay que tener en cuenta que, aunque parezca lejano, se acerca la Navidad, otro periodo en el que nuestro presupuesto puede verse alterado por diferentes compromisos y la compra de regalos. Por ello, tener bien identificados los gastos en los que incurriremos nos ayudará a no llevarnos sorpresas.
Plasmar los gastos sobre el papel es un ejercicio que nos ayudará a identificar aquellos que, quizá, se puedan eliminar o, al menos, reestructurar. Revisar si estás suscrito a alguna plataforma que ya no utilices o si existe una mejora en tu tarifa de internet, también puede ayudarte a ahorrar un poco de dinero.
Además, examinar los ingresos es igual de importante que examinar los gastos, sobre todo si consideramos que podrían variar en estos meses. Contar con una paga extra a finales de año puede permitirnos ir algo más holgados en nuestras finanzas diarias o puede convertirse en una oportunidad para darle un empujón a nuestros ahorros.
No debemos subestimar la trascendencia de una planificación sólida a largo plazo para la jubilación, especialmente cuando el margen para acumular recursos puede estar disminuyendo rápidamente debido al paso del tiempo. En este contexto, resulta imperativo maximizar las contribuciones a los planes de jubilación y considerar cuidadosamente otras alternativas de inversión.
En este sentido, hay que tener en cuenta también que las etapas de inestabilidad económica y volatilidad no solo presentan desafíos, también traen consigo oportunidades de inversión muy atractivas. Identificarlas puede resultar complicado si no se está al tanto de las novedades del mercado o no se dispone de los conocimientos financieros necesarios, pero existen profesionales cuyo trabajo es el de orientarnos y presentarnos los mejores productos en función de nuestros objetivos, intereses y grado de aversión al riesgo.
Hemos de tener en cuenta que no existen productos financieros perfectos, pero sí existen productos que se adaptan muy bien a lo que necesitamos. Para encontrarlos, la ayuda de los asesores financieros es crucial.
Si nunca hemos realizado una planificación financiera, es posible caer en el error de considerar que es mejor esperarse a que termine el año para elaborar el plan de cara a 2024, pero nada más lejos de la realidad. Es muy recomendable empezar cuanto antes para ir conociendo cómo son nuestras etapas y flujos de dinero y hasta qué punto podemos modificarlos.Es interesante que en estos meses comencemos a revisar nuestros objetivos financieros de cara al próximo año, de modo que podamos tomar decisiones más informadas y efectivas. Iniciar este proceso de reflexión temprano nos brinda una ventaja significativa en la búsqueda de un futuro financiero más sólido y seguro.
En resumen, una planificación financiera bien estructurada, que abarque tanto el corto, como el largo plazo, nos brindará la capacidad de aprovechar las distintas oportunidades que pueda ofrecer el mercado, al mismo tiempo que garantiza nuestra salud financiera actual y futura, maximizando nuestra calidad de vida.
Y, para lograrlo, una vez más es importante destacar el papel fundamental que desempeña un asesor financiero en este proceso. Su experiencia puede ser inestimable al ayudarnos a identificar el producto de inversión que mejor se adapte a nuestras necesidades y metas específicas, y puede ser la pieza clave para empezar a tomar medidas concretas y terminar el año totalmente preparados para la cuesta de enero que, nos guste o no, ya está a la vuelta de la esquina.
Andrea Carreras-Candi es directora de EFPA España