Las ideas fluyen, y hay mucha energía positiva en el Camp de Tarragona. Parece que por fin tendremos un teritorio más unido gracias al esfuerzo de muchos, entre otros la URV, el Puerto, los ayuntamientos, la Diputación, la Sub-Delegación, el Diari, Clúster Tic, la AEQT, Eurecat, StartSud y ImpulsCatSud. Unidos nadie nos puede parar.
Habrá muchos proyectos y nos faltará inversión para tantos. Necesitamos mucha inversión pública, sin olvidar la inversión privada.
La inversión pública aumentará si por fin se sabe lo que queremos y ya no nos dejamos llevar por una mentalidad localista contradiciéndonos y anulándonos el uno al otro en Barcelona y Madrid. ¡Qué fácil lo han tenido hasta ahora los dirigentes nacionales! Con tantas voces contrapuestas, podían no hacer nada o simplemente decidir por nosotros. El hecho de que nos estemos alineando les quitará este poder y tendrán que hacernos caso.
A los inversores privados no podemos ir sin proyectos bien atados y realistas. Puede haber ideas y lugares para proyectos pero no serán susceptibles de inversión si no son tangibles. Es decir, no podemos presentar ideas a un inversor importante porque nos mandará a casa. Con suerte nos pedirá volver cuando el proyecto esté aprobado. No les gusta perder el tiempo. Para ir a buscar dinero es importante tener un flujo (un ‘pipeline’) de proyectos ejecutables con seguridad jurídica.
Que nos den dinero o no dependerá de la rentabilidad y los riesgos asociados con cada proyecto. Solo habrá inversión si el proyecto convence a los inversores. Cada proyecto compite con muchos otros y pueden elegir entre muchos. Es decir, si un proyecto es importante y estratégico para la administración pública, es imprecindible crear unas condiciones ganadoras que favorezcan la inversión privada.
Para tener una propuesta ganadora hay que estudiar los riesgos y la rentabilidad desde el punto de vista del inversor para reducir estos riesgos y ofrecer un buen rendimiento. Por ejemplo, si queremos inversión privada en viviendas sociales, se puede buscar la forma de ofrecer un 7% de rendimiento si el riesgo es limitado. Esto ocurre si la administración garantiza el pago de los alquileres.
Estar abierto a las condiciones de los inversores puede ser impopular. Una parte del electorado puede estar en contra porque no les parece bien que la administración pública ayude a los inversores. Por eso es importante distinguir entre canalizar y ayudar. El dinero privado suele ir donde menos riesgo hay y mejor rinde. O sea, simplemente hay que crear un cauce para que el dinero fluya hacia nosotros. Es esencial que la gente entienda que esto solo pasará si se crean unas condiciones competitivas.
Aún no hay ninguna entidad en nuestro territorio, pública o privada, que busque, capte y canalice la inversión privada. En los proximos años tendremos proyectos para ofrecer a inversores. Ojalá que sean en condiciones interesantes y por lo tanto sean ‘vendibles’.
Por eso digo que ahora es el momento de empezar a pensar en cómo atraer el capital necesario para que esos proyectos sean atractivos y nuestros planes se hagan realidad. Sería esencial disponer de un equipo que se centre exclusivamente en ello, porque eso puede marcar la diferencia.
Armand Bogaarts
Emprendedor