Innovación informal, receta finlandesa

Un día de puertas abiertas en la universidad puede impulsar la innovación más que muchas subvenciones

13 mayo 2024 13:01 | Actualizado a 13 mayo 2024 13:03
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Una empresa que fabrica menaje de cocina de gran consumo lanzó una innovación hace dos décadas que le permitió diferenciar su oferta y desarrollar una serie de productos con alto valor añadido. Sus directivos estaban encantados de contar que el proyecto era fruto de una colaboración entre la empresa y el departamento de ingeniería de la universidad. La suma de la capacidad industrial de una pyme innovadora y el conocimiento académico.

No era mentira, pero tampoco era verdad. La empresa no conseguía superar una determinada dificultad técnica en el nuevo producto y el gerente encargó al jefe de producción que contactara con la universidad. Lo intentaron, pero no conseguían dar con nadie que les atendiera hasta que un día, un profesor al que llamaron buscando orientación, les escuchó y les sugirió una posible solución. Todo en una conversación telefónica de menos de quince minutos.

Tomaron la idea, hicieron pruebas durante algunos meses y, finalmente, consiguieron un prototipo de la innovación que buscaban. Quince minutos de llamada informal, esa fue la colaboración entre academia y empresa de la que tanto presumían. Es una anécdota de hace dos décadas y seguro que no es significativa, desde entonces la universidad ha formalizado y abierto sus contactos con las empresas. No es una anécdota significativa, pero está cargada de significado.

Durante una visita al sistema universitario de Tampere, en el norte de Finlandia, los responsables de innovación de sus tres universidades nos presentaban sus políticas de transferencia tecnológica y relación con la industria. Mencionaban proyectos y ayudas públicas, pero según ellos el programa de mayor impacto había sido la política de puertas abiertas que todos los departamentos de la universidad realizaban una vez al mes.

A los pocos meses de activarlo, las empresas de la región de Tampere acabaron tomando conciencia de que un día concreto cada mes, pongamos que era el tercer jueves, podían llamar o acercarse a cualquier departamento de la universidad y comentar sus necesidades con los profesores e investigadores de cada campo. En Tampere habían formalizado la llamada a ciegas que la empresa catalana de menaje de cocina había usado para innovar. La receta finlandesa: un día de puertas abiertas en la universidad y los centros tecnológicos puede impulsar la innovación más que muchas subvenciones.

Xavier Marcet repite a menudo que no hay que confundir tecnología con innovación, porque «la innovación está en la mirada». Una conversación casual, unas puertas abiertas o un networking con emprendedores, son herramientas que permiten ver la vida con los ojos de otro y, por un momento, poner nuestros problemas al alcance de sus soluciones. Buscar en un intercambio informal de ideas entre profesionales de distintos campos la chispa creativa que sirve para encender la innovación. El diálogo como palanca.

Marc Arza es CEO de Startsud Studio

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