El Banco de ADN del Gobierno de Navarra ha posibilitado la identificación de los ferroviarios Antolín Eguiluz Moraza y Juan Bautista Sansano Labernia entre los restos exhumados en la fosa de Paternáin en julio del pasado año, lo que eleva a siete las víctimas ya identificadas, informa el Instituto Navarro de la Memoria.
Antolín Eguiluz era natural de Miranda de Ebro (Burgos), donde nació en 1884, estaba casado y tenía dos hijos, y Juan Bautista Sansano nació en 1910 en Ulldecona (Tarragona) y estaba casado.
Los dos eran ferroviarios y trabajaban en la estación del Ferrocarril del Norte de Pamplona y ese es el nexo común que les une con las otras seis personas asesinadas con ellos en Paternáin, a finales de agosto de 1936: Gregorio Albo, Julio Butrón, Manuel Serón, Julio Peña, Francisco Velaza y un mozo de estación cuya identidad se desconoce.
Habían sido detenidos previamente en sus domicilios o en los alrededores de la estación, y trasladados a la pequeña localidad de la cendea de Cizur sin quedar registrado su paso por ningún centro de detención, hasta donde se sabe por las fuentes disponibles.
A Eguiluz, además, se le siguió expediente de depuración como trabajador de la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, que, como en el caso de otros compañeros, se resolvió favorablemente, pese a ser notorio que no tendría efectos porque habían muerto hacía años.
En todo caso, según apunta el Gobierno Foral, se prueba así la escasa relevancia de las acusaciones vertidas contra ellos, pese a que para quienes los detuvieron fueron suficientes para terminar con sus vidas.
De las diez personas exhumadas en Paternáin en julio del pasado año, dentro del programa de exhumaciones del Instituto Navarro de la Memoria, de la Dirección General de Paz, Convivencia y Derechos Humanos, ya han sido identificadas siete. Se sigue trabajando en las tres restantes víctimas, con la dificultad añadida de que se desconocen sus nombres.
Hasta la fecha no han dado resultado coincidente con ninguna otra de las muestras conservadas en el laboratorio genético de la empresa pública Nasertic. En total, ese banco de ADN ha identificado ya a 39 víctimas de la violencia desplegada por los sublevados tras el golpe militar de 1936.