En Vila-seca hay una tradición por el hockey que impera. Pasan los años y la cultura con este deporte se mantiene vigente. El club nació en 1975 y a día de hoy late con más fuerza que nunca. Es el premio al esfuerzo y a la voluntad, aunque en estos últimos años se ha implantado una filosofía que es ejemplo. Poco tiene que ver el Vila-seca en la actualidad con aquella entidad que presumía de contar con el primer equipo en la OK Liga. Ahora ha cambiado el asunto, se presume de cantera. De formar a niños y niñas en el hockey, pero también en el rendimiento académico y en la vida en general.
Con el descenso del primer equipo a Primera Catalana se tomó una drástica decisión. Tocaba apostar por la base y no por el primer equipo. «El primer equipo desde entonces se nutre de juveniles, júnior y jugador seniors formados en la casa. No hay esfuerzo económico para el equipo y apostamos por la formación», comenta Matilla, responsable de comunicación del club, miembro de la junta directiva y padre de un niño que ahora milita en la base.
Marc Vergés es el coordinador de la base de un club al que llegó como jugador hace cerca de una década y que desde entonces forma parte de su vida. «Cuando llegué de jugador ya comencé a entrenar a equipos de la base y ahora siete u ocho años después pues estoy muy orgulloso de seguir».
Los resultados de esta apuesta por la cantera ya son visibles en números y en sensaciones. Hay más de 100 jugadores y jugadoras repartidos en los 11 equipos que hay en la cantera. Desde la categoría de Escoleta, los más pequeños, hasta los júniors. Una hornada constante de talento que a veces vuela para felicidad de todos, tal y como confirma Matilla: «Somos un club formador y tenemos claro que los jugadores buenos se irán y eso debe ser un honor para el club». Vergés cree que está apuesta por los más pequeños repercute también de manera muy positiva en el primer equipo: «El Vila-seca es un club pequeño que tiene que hacer un trabajo fuerte en la base porque todos los frutos de la base se notarán en el primer equipo».
El método de trabajo en la base está muy marcado y no hay espacio para la improvisación. «Hay dos equipos que se dividen en los A y en los B en cada categoría. Los A son los equipos que compiten y apuestan por el rendimiento, mientras que en los B se apuesta más por aquellos niños y niñas que todavía no quieren competir con tanta fuerza y ven el hockey como un pasatiempo para pasarlo bien. Hasta los 16 años, los niños y niñas no se dividen en diferentes equipos, siendo este otro de los puntos llamativos del proyecto».
Otro punto importante de la cantera es su proyecto académico. Desde esta temporada, cada equipo dispone de un tiempo semanal en un aula del instituto Ramon Barbat con una docente de la Fundación en red que les acompañará durante el curso escolar. Su misión consiste en ayudar a mejorar su planificación y técnicas de estudio, así como resolver dudas de sus tareas diarias.
Con tanta cantidad y calidad, los reconocimientos deportivos de la cantera ya están llegando. El Infantil firmó la pasada temporada una campaña para el recuerdo. Quedaron nada más y nada menos que subcampeones de España en un campeonato que no se olvida y que es la culminación a tantos años de trabajo. Ese Infantil sigue creciendo y esta temporada ya ha marcado diferencias en la categoría de Juvenil. Ha quedado entre los ocho mejores equipos de Europa en la categoría Under-17. Unos resultados que ilusionan, pero que para Vergés son naturales: «Nosotros queremos trabajar cada día y si los resultados si vienen mejor, pero no nos obsesionan. Nos centramos en que estamos haciendo las cosas bien».