El CB Salou no dejó espacio a la sorpresa en ningún momento y se llevó el último derbi de la fase regular contra un Valls (84-62) que llegaba sin nada en juego y que despidió entre abrazos a quien ha dirigido el banquillo rojiblanco las últimas tres campañas, Oriol Pozo. Para el Salou, era una victoria importante para recuperar moral y lustre después del traspié del Serrallo y justo antes de meterse en la fase decisiva de la competición. Pero más importante aún para escapar de los ‘cocos’ de la conferencia en el ‘play off’, Hospitalet y Barça B, campeones desde hace semanas de los otros dos grupos catalanes de EBA con unos números que dan miedo. Se medirá al Girona B en casa el 24 de abril.
El encuentro comenzó con casi un cuarto de hora de retraso sobre el horario unificado de la jornada y el Salou terminó el partido sabiendo que la carambola para terminar campeón de grupo era inviable. Cumplió con su parte y lo hizo con nota. Selló la victoria ya en un tercer cuarto sobresaliente, pero el Castelldefels no perdonó en la pista del Martinenc (71-73) y encadenó su séptima victoria seguida para asegurarse el liderato.
Los de Jesús Muñiz salieron encendidos. Alaminos abría el partido con el primer triple de la tarde y poco después colocaba el segundo para acabar de noquear a los vallenses, que no encontraban la vía para romper la defensa local y se veían obligados a tirar y tirar desde el perímetro sin ninguna fortuna. Los locales, mucho más cómodos y metidos en el juego, tiraban de los recursos de Ngomo en la pintura para seguir sumando (12-2).
Frenó la hemorragia Pozo con el primer tiempo muerto y recuperó el aliento el equipo del Alt Camp con las aportaciones de Llagostera y los tires libres para cerrar el primer acto 17-10.
Hasta ocho triples falló el Valls en el primer tiempo, pero en la primera pelota que tocó Medina en el segundo cuarto la enchufó de tres para dar un poco de pulsaciones a los suyos. Poco a poco, los vallenses fueron entonándose en defensa y dando mordiscos al marcador gracias en buena parte a la aparición de Adrià Trouvé. El alero rojiblanco se echó al equipo a la espalda y dio la chispa que le faltaba a los suyos con una buena dosis de velocidad, buenas penetraciones y un par de mates que envalentonaron a su equipo (24-23).
Tanto fue así que a falta de minuto y medio para el descanso, el Valls se puso por delante por primera vez -y última- en un error defensivo del Salou que aprovechó Loras para anotar el 31-32. Sólo necesitó verse por detrás en el luminoso para espabilar. El Salou cerraba la primera mitad recuperando cuatro puntos de renta (38-34) y se iba al vestuario con deberes.
Un parcial letal
Pero el paso por garajes no pudo sentar mejor a los locales. Muñiz apretó todas las piezas y la máquina del Salou empezó a marchar a la perfección. Salió el Ngomo peleón que vale oro, Baltà más afinado que nunca, el poderío de Barksdale en el tiro y Alaminos sumando de tres y aprovechando los errores del rival para contraatacar y anotar. Todo le salía bien al Salou ante un Valls que estaba superado en todos los flancos. El parcial en cinco minutos, 18-0, no podía ser más elocuente. El Valls estaba ‘ko’, la distancia se hacía insalvable (56-34) y solo le quedaba agarrarse las heridas para no desfallecer.
Los salouenses se mantenían finos y poco a poco agrandaban las distancias con aportaciones de todos sus hombres y Baiget cerrando el período con un triple sobre la bocina que terminaba de dictar sentencia (70-42).
Ahí murió el partido. La gran diferencia para los unos sumada a la falta de objetivos de los otros, hizo que el cuarto final perdiera toda la electricidad. Tuvo tiempo el Valls, eso sí, de maquillar el resultado en los postres (84-62) en el que fue el punto final de una etapa, la de Oriol Pozo en el banquillo vallense, y el inicio de otra, la del la Fase Final que ya espera al Salou.