No pudo ser. El Reus cayó en el tercer partido de la final de la OK Liga ante el Liceo en el Palau d’Esports y se despidió del título en una temporada para el recuerdo en la que han conseguido llegar hasta la final tras tumbar al Barça en semifinales. Honor para ellos porque el Reus de las grandes citas ha vuelto para quedarse y esta derrota no va a empañar nada. Finalista de la Copa y de la OK Liga con un equipo joven, unido y con todo el futuro por delante.
El Reus tuvo una salida valiente y repleta de corazón que solo Marc Grau pudo frenar. Julià y Rojas tuvieron las más claras, pero el portero del Liceo estuvo inmenso.
El asunto casi se pone peor cuando el Liceo montó una contra en plena avalancha rojinegra tras una pérdida de Aragonès. Terminó generando un penalti que en realidad no fue porque la falta de Marc Julià fue fuera del área. En todo caso, azul y pena máxima. Carballeira, excrack rojinegro, asumió la responsabilidad, pero Càndid Ballart apareció para contener el 0-0.
Aquella acción mantuvo el vuelo del Reus que terminó golpeando primero porque lo había buscado. Fue Joan Salvat, capitán rojinegro, el que abrió la lata. Lo hizo con una jugada individual en la que lo hizo absolutamente. Robó en campo contrario, condujo la bola y remató con un fuerte disparo que superaba a Grau.
Se las prometían felices los rojinegros, pero el Liceo sacó a relucir su lado más firme. Fue una reacción de campeón. De esas que explican que estuvieran a solo un paso de conquistar el título doméstico. Primero fue Carles Grau el que superó por debajo de las piernas a Ballart. Lo hizo tras una pérdida de Compagno que el Liceo transformó en contra mortífera.
Precisamente el italiano tuvo el 2-1 prácticamente nada más sacar de centro, pero su disparo se estrelló en el palo. Sin respiro, el Liceo montó una contra en el rechace mediante un Alex Rodríguez que recogió la bola y con un cañonazo silenció el Templo. Minutos de locura los que se habían vivido. De la euforia al miedo a perder. Esa era el rostro que dibujaba el feudo reusense.
Volver a creer
Ya en la segunda mitad, el Reus salió con la misma idea, pero sin generar tanto vértigo. El Liceo sabía que tocaba resistir y golpear en una jugada aislada. La encontró con colaboración arbitral. El colegiado señaló un empujón de Aragonès a Torres dentro del área. Era penalti. Torres lo tiró y esta vez el Liceo no perdonó porque su disparo se colocó por la escuadra de Ballart. 1-3, al Reus se le ponía muy cuesta arriba.
Poco después se pudo meter el conjunto rojinegro en el partido de nuevo. Salvat provocó la décima y Julià la ejecutó, pero el muro Grau volvió a salir vencedor. Fue el capitán el que le metió de lleno en una bola al segundo palo que cazó tras un pase de Rojas.
En ese momento el Reus volvió a creer, pero Jordi Adroher apenas dio tiempo para la esperanza y marcó el 2-4. En unos nuevos minutos de locura, Giménez provocó un penalti que tiró Marín y paró Grau, alejando el milagro. Se rompió el sueño de la remontada pocos instantes después cuando Alex Rodríguez y César Carballeira fabricaron el quinto del Liceo. La venganza del ex. Allí murió la final. Honor para el Reus que supo perder y al Liceo que recupera el cetro de la OK Liga tras nueve años de sequía.
REUS. Ballart, Aragonès, Julià, Rojas y Compagno -cinco inicial- Zapater, Giménez, Salvat, Marín y Gelmà.
LICEO. Grau, Carballeira, Torres, Di Benedetto, Jordi Adroher -quinteto inicial- Rodríguez, Oruste, Grau, Burgaya y Rodríguez.
Goles. 1-0, Salvat. 1-1, Grau. 1-2, Rodríguez. 1-3, Torres. 2-3, Salvat. 2-4, Adroher. 2-5, Carballeira.
Árbitro. González y Burgos.