El Reus plantó cara y cayó con honor en el tercer partido de las semifinales de la OK Liga, pero terminó cayendo en el Palau Blaugrana (6-4). La eliminatoria regresa este domingo al Templo rojinegro que intentará poner el 2-2 en la serie. Lo que está claro es que el Reus pondrá el corazón por delante y que si cae lo hará con la dignidad como bandera.
El conjunto rojinegro regresaba dos años después a la escena del crimen. 730 días después, los rojinegros volvían a ese Palau Blaugrana que conquistaron hace dos cursos en un quinto partido inolvidable que terminaría con victoria reusense y con el pase a la final de la OK Liga. El resto es historia, fue campeón el Liceo en la final, pero aquella victoria sirvió para romper una hegemonía azulgrana que parecía no tener fin. El tercer partido de las semifinales de la presente OK Liga no daba el billete directo a la final del título, pero sí que daba ventaja en una eliminatoria que había llegado empatada al feudo culer tras la victoria en el segundo partido en el Templo del Reus. 11 partidos después seguidos de play-off, el Barça había vuelto a ser humano. De nuevo, el Reus le había devuelto a la tierra.
Lo que demostró el tercer partido es que al Reus le sobra corazón. Es un equipo que a través de su orgullo y pundonor consigue nunca perderle la cara al partido ante un FC Barcelona que intenta romperlo, pero que se encuentra siempre con la mentalidad férrea reusense.
El inicio de los azulgranas fue sencillamente magistral. El Reus intentó sujertar al Barça, pero se encontró con una versión asesina de los culers liderada por Pau Bargalló, ese talento inabordable que juega con un libreto en la cabez y que tira de corazón para reventra paritdos. El crack azulgrana, que el año que viene jugará en el Benfica, recogió la bola y soltó un latigazo que fue un mísil. Ballart no pudo hacer nada para evitar la tragedia. Otra vez el Barça golpeaba rápido como en el primer partido de la eliminatoria y eso siempre dibuja un guion poco aconsejable. Todo pudo ser peor cuando Ferran Giménez derribó a Joao Rodrigues dentro del área y el colegiado señaló penalti. Ballart sacó el flotador y lo lanzó al agua porque le detuvo la pena máxima al letal atacante azulgrana y mantuvo a flote la esperanza rojinegra.
Duró poco ese 1-0 en el marcador porque el Reus sesteó y el equipo azulgrana se lo hizo pagar caro. Sacó rápido una falta y con una vertiginosa triangulación entre Grau, Llorca y Cervera que metió el 2-0 en el marcador y pintó el cuento de negro para los del Baix Camp.
El FC Barcelona siguió apretando y Alabart sacó la varita para sorprender a Ballart con una bola colgada que nadie esperaba, pero que rubricó el 3-0 a 5’ del descanso. Allí muchos dieron por muerto al Reus, pero de nuevo se equivocaron. Aragonès apareció para ganarle la espalda a Alabart y superar por la escuadra larga a Sergi Fernández (3-1).
Aquel gol activó el modo heroico de unos reusenses que volvieron a marcar mediante un tanto de Diego Rojas. El 3-2 imperaba en el marcador antes del descanso, pero Bargalló y Alabart decidieron romper de nuevo el encuentro antes del entretiempo con dos goles de pura magia que sellaron el 5-2.
En la segunda mitad, el Reus volvió a ser ese equipo rebelde que se niega a aceptar la realidad. Su empeño rozó el premio. Marc Julià avivó la esperanza con un 5-3 que apretaba el marcador. El 5-4 pudo imperar, pero Oruste y Julià no acertaron en un penalti y en una falta directa que pudieron cambiar el rumbo del partido.
El que no falló fue Marc Grau que asestó el último golpe al cuadro de Jordi García. Rojas marcó el 6-4 tras desviar un tiro de Argonès a falta de 12’ para el final. El Reus intentó una remontada imposible porque el Barça gestionó con frialidad y madurez los minutos finales. Demostró que a veces con el corazón no llega.