Toda derrota duele, pero en el Nou Estadi Costa Daurada siempre lo hace más. El Nàstic de Tarragona de Dani Vidal ha acostumbrado a sus aficionados a ser un equipo intransigente en casa. Todo rival que pasa por allí suele salir con el rostro desencajado porque el cuadro tarraconense le pasa por encima a base de juego y ganas. Solo una derrota, frente a la Cultural Leonesa, había cedido el Nàstic como en local en 11 partidos. Al líder se le opuso mucha más resistencia y frente al Bilbao Athletic llegó el segundo KO de la temporada en el Nou Estadi. Un tropiezo que ya de paso sirvió para terminar con el rol de invicto frente a los filiales del que presumían los de Dani Vidal hasta la fecha.
El Bilbao Athletic fue un equipo muy superior en líneas generales en un Nou Estadi que conquistó para sumar su quinta victoria consecutiva y el quinto partido seguido sin encajar goles en contra. Una racha espectacular que le ha colocado de lleno en la pelea por el playoff. Un triunfo sólido en el que el cuadro de Lezama fue superior a los tarraconenses que ofrecieron la peor versión de la temporada como local. Un equipo plano, sin ofrecer síntomas de reacción y que observó el 0-2 como un resultado justo al que no se le podían poner pegas.
El Nàstic fue un cuadro que ni supo presionar ni supo ser incontestable en su área. El primer gol explica muy bien lo que fue la defensa grana en casa. El córner del primer tanto nace de una posesión eterna del Bilbao Athletic en la que el conjunto grana apenas tiene chance de recuperar la pelota y en el que le rompen líneas con una facilidad pasmosa. La jugada acaba en un córner en el que el Nàstic, acostumbrado a golpear, es golpeado.
Más allá de la presión estéril del Nàstic, las segundas jugadas tampoco se ganaron, con lo que si tocaba lanzar un balón largo no pasaba nada, ya que los jugadores del Bilbao Athletic casi siempre llegaban un segundo antes en los balones divididos. Intensidad y colocación, las dos premisas que dominaron para ser mejores en esas situaciones de descontrol y volver a reiniciar las jugadas para desespero de un Nàstic que se mostraba impotente ante un rival que le sometía con pelota y le superaba sin ella.
Defensivamente se sufrió mucho y ofensivamente no se pudo tener la pelota con posesiones en campo rival ni tampoco se pudo amenazar con transiciones. El resultado fue un Nàstic que dibujó tres ocasiones claras en todo el partido. Un disparo de Narro, un palo tras centro de Pablo y otro de Antoñín fueron las tres grandes amenazas. Muchas, y muy claras, fueron para las sensaciones ofensivas que se ofrecieron.
Una derrota dura e inesperada como la sufrida frente al Bilbao Athletic obligó a los pesos fuertes a dar un paso adelante. Dani Vidal, Joan Oriol y Marc Fernández, el entrenador y dos de los capitanes, hablaron sin tapujos ante los medios. Los tres coincidieron en un diagnóstico realista, pero no catastrófico: «Aquí el primer autocrítico soy yo; analizaremos lo que podemos mejorar a nivel individual y colectivo e intentaremos hacerlo», aseguró el entrenador del Nàstic.
Algo más duro fue Joan Oriol, primer capitán grana, que lanzó un claro aviso interno a sus compañeros: «Para ser un equipo que quiere aspirar a lo que quiere aspirar, que es el play-off y el ascenso, hemos de dar todos la mejor versión, porque, si no, nos convertimos en un equipo mediocre». No tan brusco fue un Marc Fernández que reconoció el mal partido, pero rebajó la crispación: «Nunca nos gusta perder, pero tampoco hay que volverse locos». Ahora toca hablar en el campo.