El campeón que emerge del agua

A Martí Rosell Díez, nadador del CN Tàrraco, le avalan títulos de España y Catalunya y mejores marcas nacionales y catalanas

29 abril 2023 22:10 | Actualizado a 30 abril 2023 07:00
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16 de julio de 2021. Piscina Sylvia Fontana de Tarragona. Un joven nadador del Tàrraco, Martí Rosell Díez, cubre los 200 metros libres del Campeonato de España infantil en un minuto, 57 segundos y 27 centésimas. Su fantástico crono, además de concederle la medalla de oro nacional, representa la mejor marca nacional de 14 años. Rubrica su excepcional actuación con otro oro y récord en este caso del certamen, en los 400 metros libres (4.08.17 minutos)

«Cuando me llamaron y me comunicaron su marca en los 200 yo fui la primera sorprendida», admite la primera entrenadora del Tàrraco y madre de Martí, Sílvia Díez, que ese día estaba desplazada a Mataró para seguir otro campeonato. «Martí nadaba muy bien, tenía una brazada técnicamente buena y estaba siempre entre los seis mejores en Catalunya, pero le faltaba saber competir. Y en ese campeonato sobresalió», añade.

En efecto aquel campeonato supuso un antes y un después para Martí, natural de L’Albiol y quien el próximo 1 de junio cumplirá 16 años. Repitió esos mismos títulos en 2022 en el nacional infantil de invierno celebrado en Cádiz -allí también logró el de los 1.500 m.- y este año 2023, en Gijón, se hizo de nuevo con el oro en esas dos pruebas que son sus grandes especialidades.

Su palmarés, que está poblado de otros numerosos títulos catalanes y nacionales como espaldista y fondista indoor, trofeos como mejor nadador infantil y al mejor rendimiento, le sitúa sin duda alguna como uno de los nadadores con mayor futuro.

Sus excelentes resultados en aquellos Campeonatos de España de Tarragona de 2021 desembocaron en la obtención de una beca completa del Consell Català de l’Esport que disfruta en el Centre d’Alt Rendiment de Sant Cugat (Barcelona), donde reside, estudia y entrena dentro del equipo de pretecnificación de la Federació Catalana de Natació desde hace casi dos años.

Allí ha ganado en casi todos los aspectos en comparación con los agotadores horarios que le tocaba cumplir cuando estaba en l’Albiol y debía ir a entrenar a diario a Tarragona. Recuerda Martí que «me levantaba a las cinco de la mañana; a las cinco y media ya estábamos en el coche; y a las seis, empezaba mi entreno en la piscina del Tàrraco. Luego volvíamos a La Selva del Camp porque a las 8.15h. tenía clase en el instituto, hasta las 14.45h. Luego bajábamos otra vez a Tarragona y durante el trayecto comía de la fiambrera; a las 15.30 volvía a estar en el agua, hasta las 17.30 aproximadamente. Y entonces esperábamos a que mi hermana Ona acabara su entrenamiento para volver a casa. Hacíamos los deberes y cenábamos a las ocho; y a las 21.15h. me iba a dormir».

La vida en el CAR

Ahora, en cambio, vive todo su día a día dentro el CAR: se levanta a las 7.15h; desayuna; tiene clase entre 8.00h. y 11.00h; a continuación entrena en la piscina hasta las 13.00h.; luego, realiza una hora de gym; come; y ya por la tarde, en función del día, o tiene clase o entrenamiento; cena a las 20.00h y a las 22.15h ya está en cama.

La única ‘pega’ para Martí es estar distanciado de su madre y su padre, aunque no ahora de Ona, su hermana menor y también prometedora nadadora, que desde este curso también está becada en el CAR y cuenta con el apoyo del mayor de los Rosell (se llevan dos años de diferencia). Así que ahora más que nunca las llamadas vespertinas son obligadas entre el domicilio familiar en l’Albiol y el centro de alto rendimiento de Sant Cugat. «Hablamos cada día, excepto alguno puntual que quizás están viendo una peli», desvela Sílvia, quien ha inculcado a sus hijos que traten de aprovechar esta oportunidad única y se apoyen, siendo conscientes que en cualquier momento esta etapa puede tener su fin y deban regresar a casa.

Esa experiencia de vida -curiosamente su padre, Josep Maria, también estuvo un año becado allí- alcanza momentos inolvidables como la reciente sesión que Martí y otros becados compartieron con Adam Peaty, considerado como el mejor bracista de la historia. El británico les dejó claro que ganar, pero también perder, forma parte del proceso.

«Este verano en Eslovenia espero una buena actuación en el Festival Olímpico de la Juventud», asegura el joven

Peaty es uno de los ídolos de Rosell al igual que el joven rumano David Popovici, en libres; el francés Leon Marchand, en estilos; y el inolvidable Michael Phelps, el más laureado en unos Juegos Olímpicos; aunque su referente más cercano es Carles Coll, el tarraconense internacional absoluto, formado en el propio Tàrraco y ahora becado en Estados Unidos. Un paso que también a él le gustaría dar cuando llegue a la etapa universitaria (le gusta la arquitectura y el interiorismo).

A Martí le quedan antes muchísimos campeonatos por delante. El más importante, de los inminentes, será el FOJE (Festival Olímpico de la Juventud), que tendrá lugar en Maribor (Eslovenia) del 23 al 29 de julio y para el que tiene mínimas en los 200 y los 400 metros libres. «Espero una buena actuación, mejor que en 2022 en Eslovaquia, donde no supe competir como estoy acostumbrado», asegura Martí, un joven con las ideas muy claras, muy amigo de sus amigos, apasionado de la geografía y la historia y también del saxo.

La natación en las venas

El nadador taraconense realizó sus primeros cursillos en el Reus Ploms, luego pasó al CN Vila-seca y desde 2016 pertenece al CN Tàrraco, siguiendo en todo momento los pasos de su madre, Sílvia, y de su padre, Josep Maria, ambos exnadadores y también velocistas. Silvia es la actual primera entrenadora del Tàrraco, el club por el que siempre nadó hasta los 22 años. Como ella Josep Maria también ejerció durante años como entrenador en el Ploms -allí se conocieron- y en Vila-seca.

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