Edgar Hernández (Gavà, 34 años) ha llegado a Tarragona en un momento ideal de su carrera. Pese a dejar atrás la juventud deportiva (que no la vital) hace unas temporadas el respeto de las lesiones y su dedicación en el cuidado de su físico hacen que esté viviendo un estupendo estado de forma. Sus dos goles en los primeros cinco partidos lo ratifican. Se siente bien. Disfruta como nunca de todo y se ofrece como un ‘veterano’ consejero para los más jóvenes. Si nunca hubo alguna duda de su fichaje, su implicación y dedicación, además de su rendimiento, convierten su incorporación como uno de los grandes aciertos del mercado de verano.
A este equipo solo le faltaba una remontada épica para acabar de presentarse como uno de los más poderosos de la liga?
No es que nos guste tener que remontar. Siempre prefieres estar con el resultado a favor. Pero demostramos nuestra capacidad de madurez, de reacción y de luchar hasta el final. Esta es la fortaleza de este grupo. En el vestuario hay una calidad humana enorme y futbolísticamente estamos mejorando día a día siguiendo la línea que nos marca el míster. Además, se vio cómo el empuje de nuestra gente nos ayuda a ganar.
Se habla mucho de la madurez del equipo. ¿De dónde sale este temple cuando apenas se llevan cinco jornadas de liga?
Dentro del grupo hay mucha gente que ha jugado en categorías superiores o una animalada de partidos en Segunda B. Eso hace que estemos curtidos. Es una categoría muy igualada. Hay partidos que estarás por delante y otros por detrás pero nunca tienes que perder la cara al partido. Tenemos mucho ganado por esta madurez y la ambición de ser cada día mejores.
Aún es pronto, pero la afición empieza a ilusionarse con el reto del ascenso.
Es muy importante, y más en un club como el Nàstic, que la gente desde fuera se sienta tan unida al equipo. Es vital porque genera fuerza en el club. Lo notamos mucho. Ojalá puedan entrar 8.000 personas al Nou Estadi en el próximo partido y vengan. Seremos más fuertes. Ir de la mano de la afición y el club hará que se produzcan cosas importantes esta temporada.
¿Cómo es marcar un gol en el Nou Estadi?
Un espectáculo. Llevábamos un año y medio que no notábamos ese calor de la afición por la pandemia de Covid-19. Ver cómo la gente te anima. El gol que tengo la suerte de marcar ante el Alcoyano viene por ese apoyo de la afición. Te empuja a poner el pie. Es increíble ver a la gente eufórica.
Sus mejores temporadas goleadoras fueron 17 en Sant Andreu y 12 en Reus. Ya lleva dos. ¿Se ha marcado alguna cifra?
No. Los goles llegan cuando llegan. Lo que es innegociable es el trabajo y lo que te pide el míster. Evidentemente los delanteros estamos para hacer el máximo número de goles posibles para ayudar al equipo a lograr victorias. Estoy en un nivel que me noto bien físicamente y mentalmente. Estoy muy contento.
No sé si es la primera, segunda o tercer juventud de Edgar ¿Cuántas le quedan?
La edad al final es un dato. Si estás bien físicamente, tienes la suerte de no lesionarte y te cuidas hace que, con la madurez y la experiencia, disfrutes mucho más. Cada día que salgo al entreno lo hago. Con los partidos, una barbaridad. Cuando disfrutas intentas ser cada día un poco mejor y las cosas van saliendo bien.
Detrás de esas juventudes hay mucho trabajo.
Hay mucho trabajo invisible que haces en casa, cuidándote, y en el campo con el preparador físico, como Joan, que son de mucha calidad. Muscularmente me noto muy bien. Estoy en un momento idóneo. Físico y mental que hace que futbolísticamente esté muy bien.
¿Ha disfrutado mucho del fútbol en su carrera?
Muchísimo. Se sufre mucho. En el fútbol hay más días malos que buenos. Pero cuando llegas a una edad disfrutas de todo. Sentirte reconfortado con lo que haces te permite ser más feliz.
En el vestuario hablan de usted como un ejemplo.
Llevo años que los más jóvenes se intentan acercar a mí y yo trato de ayudarles porque también he pasado por su fase. Muchos tienen una calidad espectacular, pero hay cosas que debes explicarles sobre los partidos, la competición, etc. En este aspecto, ser veterano es algo que disfruto. También tengo la suerte de que este vestuario es espectacular. A nivel humano es de diez. Todos nos ayudamos. Es humilde pero muy ambicioso.
Da la impresión de que es un jugador que gestiona muy bien las situaciones individuales.
Lo dan los años. Cuanto antes aprendes a gestionar estas situaciones mejor jugador serás. Más alto llegarás.
¿Qué momentos de su carrera le han ayudado más para alcanzar esa madurez?
He vivido años duros. Que el míster no confiaba en mí. En esos momentos hay que ser constante. Si eres de altibajos, esta profesión te pasa por encima.
Dos ascensos le avalan. ¿Podemos ser optimistas?
Hay que ser prudentes pero ambiciosos. Los que estamos sabemos que este club está hecho para estar en el fútbol profesional y a eso hemos venido. Yo, personalmente, llego para llevar al Nàstic donde se merece, a Segunda División. Para ello el día a día es lo más importante. Ir mejorando. Venir a cada entrenamiento y salir con la mochila de cosas positivas de cara al día siguiente o al partido. Aquí es donde está el éxito.
¿Nota algo diferente en esta Primera RFEF?
Sí. Es una categoría muy competida. La sensación es que estás más cerca a nivel de campos y deportivo de la Segunda División que no la antigua Segunda B. Hay estadios como el nuestro. De fútbol de verdad. Han acertado en la selección de equipos que la componen, pero es verdad que también hay cosas a corregir.
¿Qué le ha enganchado de Tarragona y del Nàstic?
Desde que he llegado todo lo que envuelve al Nàstic te hace evidente lo que parece desde fuera, que estás en un club grande. Entras en el estadio en un día de competición, con la gente apretando y sientes que es un club profesional y top. El Nàstic tiene un encanto diferente. La afición es del Nàstic. No es del Barça o del Madrid. Y eso se nota en el día a día. No te puedes relajar.