Albert Casanovas (Reus, 1985) cierra su carrera con un trayecto envidiable. 18 años en la élite, un puñado de títulos de postín y un comportamiento ejemplar le han distinguido. El prestigioso técnico Carlos Figueroa le hizo debutar con 17 años en aquel Barcelona irresistible, cargado de estrellas rutilantes. Con 35 lo deja en un grande del hockey europeo, el Benfica portugués. “Creo que he cumplido todos los sueños posibles. Me retiro sin reprocharme nada, con la conciencia tranquila y en paz. He conocido la élite en dos monstruos como el Barça y el Benfica y he ganado la Champions con el club de mi vida, el Reus”. Así los resume el jugador, que hoy mismo se encuentra de viaje de vuelta a Reus.
El Mundial de Barcelona, su segundo y último como internacional, se convirtió en un antes y un después en el tránsito de Casanovas. “Me senté con mi mujer y decidimos que probablemente éste iba a ser mi último año. Últimamente ya tenía la sensación de que el hockey era un solo un trabajo y no una pasión como antes. Y eso me preocupaba mucho”. Algunas molestias serias en la espalda, que le han mantenido apartado del equipo algunas semanas, y un proyecto laboral enriquecedor en su empresa de Reus han motivado un cambio “necesario para mi vida. Estoy tranquilo con la decisión que he tomado”.
El reusense empezó a patinar con 4 años en el Reus Deportiu, club en el que se crió y en el que alcanzó la gloria como jugador imprescindible en 2017, cuando los rojinegros campeonaron en Lleida e instalaron su octava Champions para el museo de fetiches. Como actor del Reus también ha levantado una OK Liga, una Copa del Rey, una Supercopa de España, una Continental y una Intercontinental. En las filas del Mataró llegó a conquistar una Copa de la CERS.
Como internacional ha sumado a su vitrina de premios una campeonato de Europa y un Mundial, el que España coronó en China (2017) con un gol decisivo del reusense en la tanda de penaltis. La nómina de equipos que le han disfrutado cuenta con nombre y apellidos; Reus Deportiu, FC Barcelona, Benfica, Oliveirense, Vilanova, Mataró y Vila-seca.
“Puede parecer un tópico, pero sinceramente, más allá de los títulos, me quedo con los amigos que me ha dado el hockey y que voy a mantener fuera de él”. En cuanto al premio más especial reconoce que “la Champions con el Reus es el que más valoro, porque cuesta mucho y porque la gané con el equipo de mi ciudad”.
A pesar de que ha contado con propuestas para seguir en activo, Albert Casanovas siempre ha mantenido una filosofía clara. “No me veía jugando hasta los 40 o 45. Quería dejarlo en una condición ideal. El cuerpo ahora me permite hacer otras actividades con mi familia que antes, por tiempo, no podía hacer”. El reusense lo acaba con 35, en la cima de un miura europeo y con un expediente impoluto.