Pocos autores pueden presumir de tener dos guiones en Hollywood, al margen de que acaben convirtiéndose en una película o no. Virginia Feito (Madrid, 1988) está trabajando en ello. Con La señora March, su primer éxito y con Victorian Psycho (Lumen/La Campana), su última novela que, si no hay cambios de última hora, será llevada a la gran pantalla con Margaret Qualley como protagonista. Con Victorian Psycho, Feito, comparada con Patricia Highsmith, viaja a la época victoriana con toda una psicópata. Feito es uno de los pesos pesados que este lunes abre el Festival BCNegra de Barcelona con una mesa redonda junto a Cristina Cerrada, autora de Gadir (Lumen) y la islandesa Yrsa Sigurðardóttir, que llega con El grito (Destino). Otros escritores de la jornada serán Donna Leon, Xavier Theros, Irene Solanich, Joaquim Molina y el tarraconense Salvador Balcells.
¿Qué anda haciendo por Hollywood?
Pues estoy escribiendo los dos guiones simultáneamente, tanto el de La señora March como el de Victorian Psycho, que va avanzando muy rápido y, en principio, se rodaría en marzo. Están ahora con toda la preproducción. Aunque luego nunca se sabe lo que puede pasar. Así que vamos a ver.
En principio ambos personajes no tienen nada que ver, aunque su mundo interior es tenebroso, oscuro.
Efectivamente. La señora March está en ebullición y Winifred, de Victorian Psycho, ya ha explotado. Son como dos lados del espectro, dos extremos. Una a la que le importa todo muchísimo, demasiado y la otra a la que no le importa nada, ni mucho ni poco.

Winifred, una psicópata en toda regla, sin una pizca de empatía.
Es uno de los síntomas importantes. Para mí fue terapéutico, dado que yo soy una persona a la que le importan tanto las opiniones y los sentimientos ajenos. Fue liberador meterme en este papel. Pero sí, el psicópata siempre me ha atraído mucho casi como figura mitológica. Casi como a la altura de un vampiro o de un hombre lobo. Porque se supone que están entre nosotros, pero nadie sabe muy bien qué síntomas tienen, cómo se diagnostican o si es realmente un trastorno real, por así decirlo. Suena como un poco mágico, lo del psicópata en la sociedad.
¿Está chiflada o es malvada?
Ambas cosas, pero es malvada, sin duda. Lo que no sé es si uno nace malvado o se hace. El libro se lo pregunta a cada lector, que tendrá su opinión. Yo propongo argumentos a favor de cada cosa. Pero bien de la cabeza no está.
¿Por qué interpela al lector?
Está manipulándolo. Winifred se lo está pasando teta. Está invitando al lector a participar en su mundo macabro y en su placer porque ella siente mucho placer. Entonces creo que se está dando una manipulación al lector para que, sin darse cuenta, se esté riendo de todo con ella, hasta un límite. Le hace sentir un poco culpable. Me parecía muy interesante ver cómo está dispuesto el lector a justificarla. O bien porque ha tenido una infancia muy dura o bien porque es una mujer vengándose del patriarcado, por así decirlo, o una víctima de abuso que al final comete su venganza. Pero ¿hasta qué punto eso incluye todo el mal que hace contra seres inocentes y vulnerables? Me he inspirado en muchos psicópatas asesinos en serie reales, como puede ser Ted Bundy o Jeffrey Dahmer, que sentían tanto placer sexual con estos actos. Y hay pistas de que ella está sintiendo ese placer sexual.
Ella despojada de la moralidad de la época.
Sí, que se considera humanidad, en cierto modo. En realidad, la novela es un estudio del mal, en general. Cada personaje comete el mal por una razón distinta ya sea supervivencia, como mecanismo de defensa o porque piensan que están haciendo el bien como es el caso del reverendo. Quería tantear de dónde viene el mal, si se nace o se hace. Y no tengo respuestas, por cierto.

Drusilla, que bien podría ser la niña de ‘El exorcista’ ¿es una segunda parte?
Podría ser. En la versión inicial no tenía el mismo destino, era el contrario. Pero luego me di cuenta de que ahí tenía una mina de oro, algo muy interesante que abrir porque esa niña tiene que estar mal. Las adolescentes muchas veces pasan desapercibidas, pero tienen una vida interior. Son una figura muy interesante, están pasando por unas movidas que flipas, ya no solo corporalmente, por así decirlo, empiezan a sangrar, es todo muy violento y muy fuerte. Luego empiezan a ser sexualizadas por el sexo opuesto, hay una serie de expectativas... En aquella época eran básicamente mujeres muy pronto, pero a la vez nunca se era mujer porque estaban infantilizadas y básicamente sólo eran objetos de sus maridos.
A través de su psicópata hace una crítica a la situación de la mujer. La belleza, por ejemplo.
Literalmente la belladona es veneno para dilatar la pupila y el láudano lo utilizaban como el Ibuprofreno, para cualquier cosa, cualquier momento venía bien, con niños incluso. Estaban obsesionados. Tomaban cocaína, vendían vino de cocaína y cosas así. La Coca-Cola original, si no me equivoco, originalmente tenía cocaína, de ahí viene el nombre y la cocaína se usaba mucho en bebidas. Y se vendía como tal, honestamente, porque era legal, por supuesto. Seguimos aprendiendo, pero lo de tratar la belleza de manera absurda, seguimos en ello. Nosotros usamos Ozempic. Estamos utilizando la medicación de la diabetes para adelgazar. Tenemos las prioridades fatal.
¿La novela es una reivindicación feminista?
Es una crítica evidentemente a una sociedad increíblemente misógina. Pero vuelvo a lo de antes, ¿hasta qué punto justificamos que esta mujer se vuelva loca? Sobre todo porque también mata a otras mujeres inocentes, a niños y a animales de una manera muy violenta y muy injusta. Yo no creo que ella tenga en mente una venganza feminista. Pero para nosotros viéndolo desde ahora, es muy satisfactorio a veces cuando una mujer le devuelve la hostia al patriarcado.
¿Por qué ha escogido la época victoriana?
Siempre me ha fascinado, literariamente sobre todo. He crecido siendo fan de Dickens, de las Brontë, de todas estas novelas góticas, hasta El jardín secreto tiene algo de gótico, aunque no sea victoriano. Es posterior. Siempre me ha parecido una época muy acogedora con las chimeneas, las velas, los braseros, la Navidad... pero a la vez muy violenta y terrorífica, repleta de abusos hacia las mujeres, hacia los niños, que trabajaban en fábricas. Es espectacularmente contradictoria con una represión violenta. O sea, se escandalizaban con un tobillo, pero tenían a los niños trabajando en fábricas sin ningún tipo de problema, aparentemente.
Época victoriana, aunque nada que ver con sus letras.
Exacto. Sí, me he cagado un poco en la literatura victoria, sintiéndolo mucho. O sea, es una oda, pero a mi manera. Tampoco podía hacer lo mismo otra vez porque eso ya lo tenemos. No hay que repetirlo.