La joven directora de orquesta Lorena Escolar (Alcantarilla, Murcia, 1992) será, las dos próximas temporadas, 2021-2022 y 2022-2023, la nueva directora asistente de la Associació de Concerts de Reus, después de que la centenaria institución convocase la plaza que ha dejado el director Miquel Massana. La también violinista valora que esta oportunidad profesional le servirá para «ampliar mi experiencia como directora de orquesta y mi formación, y seguir aprendiendo de otros profesionales y directores, así como de los músicos de la orquesta residente».
¿Quién le empujó a estudiar música?
Fue mi madre quien me apuntó a clases de música e instrumento en la escuela municipal de mi pueblo, Alcantarilla (Murcia). Tenía ocho años y comencé tocando el violín y a estudiar lenguaje musical. En esa época, conocí a mis dos maestros de violín: Ezequiel Herrero Salazar y Emilio Fenoy, quienes me inspiraron en el camino de la música hasta que me enamoré de ella y decidí dedicarme profesionalmente.
¿Qué es para usted la música?
Es una forma de vida y significa estar en constante aprendizaje y evolución todos los días, tanto a nivel profesional como personal. Me ha enseñado valores como la constancia, la disciplina, la capacidad de sacrificio, además de conocerme más a mí misma y a conectar con los demás de una forma más pura. A través de la música sobran las palabras, que puedan enturbiar ese acto de entrega y de amor. Por ello, soy una persona más tolerante, ya que considero la música como una herramienta muy potente para mejorar y cambiar la sociedad.
¿En cualquier momento podemos aprender todos estos valores?
Por supuesto. Siempre les decía a mis alumnos que es muy importante disfrutar de la música para desarrollar aspectos como la creatividad, la sensibilidad, el escucharse unos a otros, etc.
Durante muchos años impartió clases en la escuela municipal donde usted empezó.
Sí, estuve impartiendo clases de violín. A los alumnos les he intentado transmitir, sobre todo, la importancia de conocerse a uno mismo a través de la música.
¿Por qué eligió el violín?
La verdad es que mi madre quería apuntarme a piano, pero no quedaban plazas, y por eso me apuntó a violín.
¿En qué aspectos destaca el instrumento?
Es sumamente delicado y complejo, además de difícil. Tocar un instrumento cuyo único punto de apoyo es tu propio cuerpo, hace que la calidad sonora dependa, en gran medida, del equilibrio corporal del instrumentista. Por esta razón, son importantes cualidades como la flexibilidad y elasticidad, sobre todo de las manos, la agilidad física y mental, el equilibrio entre mente y cuerpo, muchas horas de estudio... Además, el repertorio es muy exigente y requiere de grandes dotes de virtuosismo por parte del instrumentista.
El esfuerzo vale la pena.
Sí. Sobre todo cuando encuentras tu propio sonido y dominas la técnica, porque en ese momento el sonido se convierte en tu propia voz, que es única y diferente en cada de artista.
¿Cómo es su sonido?
Tiende a ser brillante en cuanto al timbre, a la vez que delicado.
¿Siempre tuvo claro que quería ser directora de orquesta?
No. Fue algo progresivo. La dirección de orquesta me llamó la atención cuando estudiaba violín en el Conservatorio Superior de Música de Murcia, en la asignatura de orquesta. Entonces, el profesor era José Miguel Rodilla quien después se convirtió en mi maestro durante la carrera de dirección de orquesta.
¿Qué le llamó la atención?
Me llamó mucho la atención como se podían unir a muchísimas personas en una sola idea musical, a través del movimiento de los brazos, que por sí mismos no tienen capacidad de sonar. Posteriormente, otros profesores como Miguel Romea me han ayudado a desarrollar mi potencial y mis cualidades musicales.
¿Por qué decidió presentar su solicitud para ser directora asistente de la Associació de Concerts de Reus?
Para ampliar mi experiencia como directora de orquesta y mi formación, y seguir aprendiendo de otros profesionales y directores, así como de los músicos de la orquesta residente.
¿Qué cualidades debe tener un director/a de orquesta asistente?
Debe tener un gran oído musical para captar todas las sutilezas que requiere la partitura y el compositor, y darse cuenta de si la orquesta las respeta o no. También una gran intuición para detectar porque ocurren determinados fallos, si son por causas técnicas, de concentración, de índole humana, etc. Además, es importante tener una buena comunicación con el director principal a la hora de compartir puntos de vista musicales y sobre el trabajo de la orquesta. Soy partidaria de comunicarme con mucho tacto y respeto, y siempre desde la sinceridad. Lo más importante es tener la actitud de querer ayudar a los músicos y al director principal desde la honestidad y el trabajo en equipo.
¿El temperamento también debe ser una cualidad?
Sería una más. En cualquier caso, considero que tanto un director de orquesta principal como un asistente deben poseer, en su carácter y su sentir, un amplio abanico de emociones.
¿En qué aspectos una orquesta es como una gran familia?
En que más de 50 o 60 personas deben aprender a escucharse y a dialogar entre ellas, con un mismo objetivo que es hacer música, que tiene un gran poder de unión y siempre está por encima de todo.
La labor del director/a asistente es poco conocida, pero muy importante. ¿Por qué?
Es importante porque es una manera de fomentar que los jóvenes directores adquieran experiencia profesional. Otra razón es que si al maestro principal le surge cualquier imprevisto, que le impida realizar los ensayos o un concierto, el director asistente siempre puede sustituirlo. Por otro lado, cuando el director asistente se encuentra escuchando a la orquesta desde el patio de butacas, siempre puede evaluar el sonido bajo un punto de vista diferente al que recibe el director principal desde el podio.
¿Qué compositores le inspiran para dirigir una orquesta?
Con el compositor que más identificada y más cómoda me siento es Beethoven y la Sinfonía nº 9, que transmite un mensaje universal de fraternidad y de amor hacia la humanidad.