20 años de actividad y de un prestigio incuestionable en el país no han impedido que la Sala Trono se encuentre en una disyuntiva complicada. La compañía presentó ayer su última temporada de primavera, por lo menos con el Teatre Metropol como punto neurálgico. El espacio se va a enfrentar este año a unas obras de remodelación muy estrictas y eso va a provocar que La Trono abandone ese lugar. De hecho, todavía no ha encontrado otra ubicación para programar sus espectáculos de futuro, con el 2025 en el horizonte.
«Ahora mismo no sabemos dónde vamos a estar el próximo año. Parece que, por primera vez, Ayuntamiento, Generalitat y La Trono vamos de la mano para hallar una solución. Me gustaría seguir haciendo teatro en Tarragona, pero tampoco descartamos marcharnos a otro lado, aunque evidentemente no nos gustaría», reflejó el director Joan Negrié.
Los miembros de La Trono escenificaron una performance, al final de la presentación, en la que mostraron una mudanza hacia nadie sabe dónde. De momento, el curso primaveral sí se va a llevar a cabo, «creemos que podremos completar abril y mayo en este escenario», aclaró Negrié.
Apuesto por el talento local
La Sala Trono se ha convertido, sin duda, en un escaparate ideal para el talento de kilómetro cero. Un mostrador indiscutible de la capacidad que poseen los actores, actrices, directoras y directores del Camp de Tarragona. Con la autocrítica bien entendida como hilo conductor de la temporada, el cartel de la misma evidencia esa tendencia hacia las compañías con ADN tarraconense.
El monólogo de Toni Gomila, Acorar, servirá como representación inaugural del curso, los próximos 2 y 3 de febrero. Se trata de un texto acerca de la mallorquinidad que presenta conmoción y dosis de humor.
Sucia, de Bàrbara Mestanza y Pep Ambròs se convierte en una de las obras fetiche del ciclo, una comedia dramática sobre la agresión sexual que pone el foco no sólo en la experiencia de la víctima, también cómo recibe la sociedad este tipo de situaciones. El espectáculo tendrá lugar el 16 y el 17 de febrero.
Por otro lado, Austràlia, de la reusense Ester Cort, se postula como una de las piezas de carácter local con mayor recorrido en el certamen. Se celebrará el 8 de marzo.
Tres números de danza y el Festival Internacional de Teatre Màgic también forman parte de un cartel que no solamente se ha destinado al teatro. Genera inquietud por todos los registros de las artes escénicas.
La Trono, además, se ha comprometido con la iniciativa Cap Butaca Buida, prevista para el 16 marzo como día nacional del teatro. El objetivo es que todas las salas catalanas se llenen de público. El Gegant del Pi, de Pau Vinyals, se expondrá en esa fecha.
El cant de les ànimes buides, original de Víctor Català, servirá como obra de clausura de esta temporada especial de La Trono, la de la despedida del Teatre Metropol. «Sentimos una mezcla de tristeza, pero también de ilusión porque queremos seguir haciendo teatro», destacó Joan Negrié.
La primavera de La Trono también ofrece actividades paralelas como coloquios, workshops y vermuts. Una oferta estelar que, eso sí, ve el futuro con cierta incertidumbre.
