«No hay un motivo concreto por el que puedas sufrir bullying. No necesariamente tienes que ser distinto o tener una característica que te diferencie de los demás. En mi caso, yo soy de origen marroquí, pero esto no afectó. Creo que fue porque era una niña muy callada, muy tímida». Fátima es una joven que, como tantos otros, sufrió acoso durante su etapa escolar, principalmente en Primaria y, en menor medida, en la ESO.
Un grave problema que sale de las aulas a través de las redes sociales y que en el peor de los casos puede acabar en suicidio y, en el mejor, acompañar a la víctima a lo largo del tiempo. A pesar de todo, en muchas ocasiones ni la familia ni el centro escolar son capaces de detectar las señales para poner freno a la situación y los espectadores optan por mirar hacia otro lado.
Con el objetivo de darle nombre al acoso, visibilizarlo, sensibilizar y generar debate, nace la novela Piedra, papel, tijera. Decide quién eres (Editorial Comanegra), una iniciativa en la que han participado once jóvenes, el escritor Víctor Panicello y la Fundación FITA, entidad privada sin ánimo de lucro, que trabaja para prevenir y mejorar la calidad de vida de las personas que padecen enfermedades mentales, así como de sus familias y que cuenta con servicio en Tarragona.
NovelaEl título Piedra, papel, tijera hace referencia a agresor, víctima y espectador. Quién corta a quién, quién puede hacer daño a quién. En la novela, la víctima se llama Verónica, personaje que es «un compendio de las experiencias que han vivido los jóvenes. Y hemos sido moderados porque algunas de las historias reales eran más duras que las que hemos atribuido a la protagonista. No hemos querido ser morbosos», cuenta Panicello.
Bruno, Silvia, Fátima, Guillem, Dalia, Rocío, Maeva, Lucas, Amanda, Irma y Mario son los jóvenes que colaboran, víctimas y también algún agresor.
Estos jóvenes son Bruno, Silvia, Fátima, Guillem, Dalia, Rocío, Maeva, Lucas, Amanda, Irma y Mario, procedentes de todos los rincones del país, entre los que también se encuentra una agresora, de Segur de Calafell.
En relación a esta joven, Fátima señala que durante las dos primeras sesiones de compartir experiencias, se sentía incómoda con su presencia. «Me recordaba a mis agresores», manifiesta. «Era difícil explicar mi situación pensando que ella estaba allí». Pero con el tiempo, la percepción cambió al ver que ella también se encontraba en tratamiento y que quería mejorar.
«Incorporamos a los agresores porque detrás de ellos también hay muchas historias. Y con esta joven se empatizó. Es importante entenderlos, lo que no quiere decir disculpar sus conductas», sostiene Panicello.
La sombra del acoso escolar puede ser muy alargada. En el caso de Fátima, con el tiempo el bullying transmutó en ansiedad social, pero esta no es su única forma y las heridas no pueden quedar abiertas. Deben cicatrizar para continuar y la cauterización es una de las funciones de FITA.
«Cuando se sufre bullying se expresa como se puede», explica Raquel Linares, directora de la Fundación. «Con una conducta disruptiva, aislándose, con una depresión, trastorno alimentario o autolesiones». En todo este contexto, asimismo, son esenciales los espectadores, ya sean compañeros, tutores, profesores u orientadores. Y en el caso de la iniciativa Piedra, papel, tijera se refleja en Bruno, quien pudo darle la vuelta a su situación personal a raíz de una buena intervención primero de un amigo y después, del centro educativo.
Cuando se sufre bullying se expresa como se puede. Con una conducta disruptiva, aislándose, con una depresión, trastorno alimentario o autolesiones (Raquel Linares).El entorno familiar
Mientras, las familias son el otro pilar básico. « A día de hoy en casa todavía no lo saben», revela Fátima. «Nunca me he abierto con mis padres sobre este tema, solo con mis hermanos». Esta afirmación que puede parecer sorprendente, no lo es tanto.
La falta de comunicación en casa es otra de las barreras para poner coto al acoso. «A veces los padres están cansados y no encuentran espacio de calidad para dedicarles un rato a los hijos, pero es fundamental. Porque si en el momento en que ocurre se les escucha y se le da la importancia que tiene, se les pueden ofrecer recursos», comenta Raquel.
Entre estos recursos, destaca la gestión del enfado, una emoción que a su parecer se tiene que revisar. «Si quieres defender lo que piensas, poner el límite al otro, saber cuándo el otro se está pasando o cuándo te están faltando al respeto es importante la educación en ese sentido y muchas veces nos encontramos con que el mensaje que se les ha dado es que deben ser buenos chicos y chicas».
A pesar de todo, Raquel defiende que el acoso se puede prevenir. «En la escuela, con una vertiente educativa para la construcción de la persona, poniéndose en la piel del otro. Muchas de estas cosas cambiarían». Información: fitafundacion.org; fita@fitafundacion.org
Centros educativos
Una web app de denuncia
El Departamento de Educación ha puesto en marcha este curso UsApps, la web app de denuncia de las situaciones de violencia en los centros educativos, dentro del plan de las Escoles Lliures de Violències.
Se trata de una herramienta confidencial, de rápido uso, a disposición de toda la comunidad educativa para comunicar las diferentes situaciones de violencia que el alumnado puede vivir o ser testigo. La app, disponible en siete lenguas, también ofrece la posibilidad de poder contactar con la USAV, una unidad de apoyo a los estudiantes.
De nueva creación, esta unidad ha recibido desde abril hasta principios de junio 183 denuncias, la mayoría de bullying, pero también de violencia de género, tanto en el ámbito escolar como familiar, así como maltrato infantil y adolescente en casa.