Después de veinte años escribiendo ficción, Julia Navarro se adentra en la historia de las mujeres que la han acompañado a lo largo de su vida y en la de sus acompañantes masculinos. Una historia compartida. Con ellos, sin ellos, por ellos, frente a ellos es un ensayo publicado por Plaza & Janés. No se entiende a Cleopatra sin César ni Marco Antonio, ni a Helena de Troya sin Paris, ni a Frida Kahlo sin Diego Rivera, ni a Simone de Beauvoir sin Jean-Paul Sartre o a Virginia Woolf sin Leonard Woolf... Se trata de un libro personal, que la autora comparte con sus lectores.
Le ha dado la vuelta a aquello de ‘detrás de todo hombre hay una gran mujer’.
La historia nos la han contado a medias porque han obviado la inmensa obra de tantas y tantas mujeres en terrenos como la filosofía, la ciencia, el arte o la literatura y, por tanto, ha sido una historia que se ha quedado coja. Yo he querido hacer una reflexión, una especie de diálogo conmigo misma sobre los personajes femeninos que me he ido encontrando a lo largo de mi vida a través de mis lecturas, de mis inquietudes y de mis viajes. Pero me interesaban no solo ellas, sino quienes estaban con ellas. Quiénes eran ellos, qué influencia, qué importancia han tenido en la vida de estas mujeres. Por tanto, me parece que la historia no es completa si no es compartida, si no nos contamos los unos con los otros.
Con este libro rompe con dos décadas de ficción.
Efectivamente. Llevaba más de 20 años escribiendo ficción. Este libro lo escribí durante la pandemia por una necesidad de tener un diálogo conmigo misma. Es un libro muy personal, una introspección a mis lecturas, a mis inquietudes, a todo aquello que me ha dejado una huella a través de los años y ese viaje lo he hecho a través de algunas mujeres de las que hablo, pero con la curiosidad de saber cómo eran los hombres que estuvieron en sus vidas. Por ejemplo, Santa Teresa no se puede explicar sin sus confesores y, sobre todo, no se puede explicar sin un hombre que fue importantísimo en la parte final de su vida, que fue Jerónimo Gracián. Pensamos en Santa Teresa y pensamos en San Juan de la Cruz, que sin duda fue un hombre importante para ella, pero hubo otros muchos. No se puede contar ninguna historia sino es en relación con otros o con otras.
Ha hecho una gran parada en las mujeres de la antigüedad.
El mundo clásico me interesa especialmente porque en los mitos están todas las grandes pasiones que anidan en el ser humano. La Ilíada es todo un manual de cómo es el ser humano, con todas sus virtudes y sus defectos. Me interesan mucho esas mujeres que pertenecen a la mitología porque nos dicen mucho de nosotros.
¿Hay alguna que la haya ayudado más en su carrera como escritora?
De todas y de todos he aprendido. Es decir, creo que vamos aprendiendo según vamos viviendo y conociendo, según nos vamos encontrando a personajes reales, literarios o mitológicos.
¿Guarda los libros de cuando era niña?
Algunos sí, pero terminan en un altillo. No todos, aunque luego te arrepientes de no haberlo hecho.
¿Cuál es la línea entre la realidad y la ficción entre sus personajes?
A veces es una línea muy tenue. También hay mujeres de las que conocemos su existencia, pero a través de fuentes tan lejanas que tampoco sabes dónde está la línea de separación entre sus biografías y la mirada del autor.
¿Virginia Woolf siempre es un referente?
Sí, lo es. A mí me parece que Virginia Woolf es una mujer extraordinaria. Una feminista que tiene absoluta vigencia, que es tremendamente actual. Podemos leer sus obras en el siglo XXI y parece que las haya escrito ayer.
¿Qué me dice de Agatha Christie?
Tuvo un marido que la hizo sufrir muchísimo. La traicionó, se marchó, tuvo una amante, ella se sintió engañada, hasta que rehizo su vida y se recuperó para sí misma. Seguramente alguna de sus mejores novelas las escribió después. Personalmente, hago una interpretación o una lectura del impacto de estas mujeres sin intentar meterme en su cabeza.
¿Ha sido difícil llegar hasta ellas?
A veces una te lleva a la otra. Algunas las he encontrado sola y otras a través de viajes, pero sobre todo de lecturas. Es un viaje literario.
¿Se han quedado muchas fuera?
Seguro que sí. Igual que faltan muchos nombres en los libros de texto de nuestros escolares.
¿Qué propone?
Me parece que sería importante que en los libros de textos educativos, que en este país cada dos por tres van cambiando, se hiciera una revisión en profundidad y se empezaran a incorporar a tantas mujeres interesantes que han sido importantes en las materias en las que han trabajado ya sea en la ciencia, el arte, la filosofía o la literatura. La historia es incompleta y los libros de texto escolares siguen estando incompletos, falta la huella de muchas mujeres.
¿Cree que a las niñas les faltan referentes?
Por supuesto. A veces se dice que las niñas optan más por las carreras de letras, que les cuesta más hacer las de ciencias, pero es que resulta que tienen pocos referentes. Sin embargo, hay muchísimas mujeres que hicieron aportaciones fundamentales a la historia de las matemáticas, de la física o de la química, por ejemplo. No se habría avanzado sin su talento y sus descubrimientos. Yo siempre las pongo como ejemplo a los más jóvenes: por ejemplo, hoy hay ordenadores gracias a la hija de Lord Byron, Ada Lovelace, que tenía una mente impresionante. Y lo mismo podemos decir del wifi, del que nadie puede prescindir. Fue el invento de otra mujer, de una gran actriz de Hollywood, Hedy Lamarr, bellísima y con una inteligencia portentosa. Ella fue la que empezó a trabajar en las comunicaciones. Son referentes importantes y si estuvieran en los libros de texto las historia de estas mujeres servirían de estímulo para muchas niñas.
Y eso sin contar con el robo de patentes.
Absolutamente. A muchísimas de ellas les sucedió. Fueron ellos los que firmaron sus trabajos. Hay que hacer una revisión de la historia, que está contada desde una perspectiva absolutamente masculina obviando el papel de las mujeres. Y ahora no se trata de hacerlo al revés, no se trata de hacer una historia desde la perspectiva femenina. La historia nunca será completa si no contamos la de todos.
¿Cómo ve el papel de la mujer en la actualidad?
En estos momentos hay mujeres en otras partes del mundo que están sufriendo una auténtica persecución. En Irán, por ejemplo, o en Afganistán, donde han vuelto a meterlas en la cárcel del burka. Es decir, no nos miremos solo nosotras el ombligo, pensemos en los demás y en una cosa que a mí me parece fundamental, que no se puede ser demócrata si no se es feminista porque la democracia se basa en la igualdad de todos los ciudadanos y si hay una mitad de esos ciudadanos, que son mujeres, que no tienen los mismos derechos y las mismas oportunidades, entonces es una democracia que cojea, no es una democracia completa. Y recordar esto de vez en cuando nos viene bien.