Ricard Bru, uno de los nombres destacados entre los actos de celebración de la muerte de Marià Fortuny, habla sobre la importancia del «Any Fortuny» para revisar y restituir la presencia de un artista fundamental en el circuito artístico de la Europa del siglo XIX
¿Cree que el programa presentado hace justicia a la conmemoración del artista?
El programa es ambicioso y muy justo. Las dos exposiciones acompañadas de un ciclo de conferencias en el que participará mucha gente y muchos especialistas de diversos ámbitos, van a generar estas nuevas aportaciones y nuevas miradas para resituar y corregir la anomalía de que Fortuny no sea lo suficientemente reconocido a nivel internacional.
Los años conmemorativos no tienen presupuestos asignados y siempre se necesita más implicación, pero en este caso las instituciones han dado mucho apoyo. Lo que sí que sería necesario es que las actividades que están programadas lleguen a la ciudadanía y tengan difusión. En el caso de Fortuny muy pocos estudiantes lo conocen, es un trabajo que desde la universidad debemos realizar, desde los museos, las escuelas... Quizás falta implicación de los demás agentes sociales y mejorar la difusión de los actos.
Fortuny muchas veces es tratado como un artista orientalista, hecho que ahora le supone un trato más negativo. ¿Es necesario revisar esta faceta suya ?
En el caso de Fortuny es uno de los puntos destacados.
Evidentemente, es necesario hacer una relectura, porque estas obras se realizan en un momento de colonialismo pleno, a través de una mirada externa y descontextualizada que proyecta unos ideales y tópicos que no tiene nada que ver con la realidad.
El mundo del arte está en un proceso de reconocer esta realidad, porque muchas de estas obras se construyen sobre injusticia, irregularidades y desigualdades también en la lectura del mundo.
Es evidente que muchas de sus obras tienen esta mirada que hay que recontextualizar, pero teniendo muy en cuenta que con Fortuny hay otras perspectivas hacia el oriente colonial, con Fortuny se ven demás diversos orientes.
Una es esta mirada de un país que está en guerra con España, una óptica imperialista de superioridad moral de la guerra hispano-marroquí. Pero en él encontramos también una mirada estética hacia un elemento que, para él, será muy importante; el de la luz, el color y el paisaje. Más allá de las personas que es donde se reproducen estos tópicos coloniales, muchas de las obras de Fortuny en el norte de África se liberan de cultura y civilización en cierta forma para tratar temas estéticos de luz, color y profundidad extremadamente importantes para sus piezas posteriores.
No todo el orientalismo de Fortuny está cargado de connotaciones coloniales, sino que hay obras que por sí solas tienen una fuerza y una presencia que va más allá de estos tópicos del colonialismo del siglo XIX.
¿Qué hizo de Fortuny un artista tan imprescindible?
Fortuny es un artista sensible y extremadamente exigente, capaz de romper con barreras del arte de la pintura, y él solo con sus pocos años de trayectoria (36 años de vida) supo hacer mucho más que muchos de los artistas de su tiempo. Fortuny fue capaz de sintetizar lenguajes del arte académico y romántico con rasgos del incipiente impresionismo.
Tenemos la suerte de que Reus quiere mucho a sus artistas y los sabe reconocer y está muy valorado, a pesar de que se le haya encasillado en el preciosismo, en la pintura de género y el detallismo, ignorando como él rompió muchas barreras en el arte de la época, que genios artísticos coetáneos a él supieron reconocer, y vieron en él esta capacidad de liderazgo, innovación y experimentación. Su saber ver le hizo uno de los grandes de la época, y eso Reus lo ha sabido mantener.