La inauguración del Celler Noucentista de Vila-seca se ha programado para el mes de mayo. Este es el calendario que maneja a fecha de hoy el Ayuntamiento después de comprobar que las obras de restauración de este equipamiento están en su recta final.
La idea que baraja la concejalía de Cultura es un doble acto: unas jornadas de puertas abiertas para mostrar el equipamiento y sus singularidades y una inauguración oficial. Así, en abril (las fechas todavía deben pulirse condicionadas a que el equipamiento esté acabado) se promoverán las jornadas de puertas abiertas y se enseñará la restauración que se ha llevado a cabo en estos dos últimos años (las obras empezaron en enero de 2020). Seguidamente, y con fecha pendiente de concretar, se buscaría la inauguración oficial del Celler Noucenstista, que culminaría un parque cultural formado por el Auditori Josep Carreras, el Castell y este antiguo equipamiento agrícola diseñado por Pere Domènech i Roure, hijo del también arquitecto Lluís Domènech i Muntaner.
El alcalde Pere Segura explica que «las obras han ido al ritmo que estaban previsto (teniendo en cuenta la incidencia de la Covid en algunos momentos) y hay que reconocer el excelente trabajo llevado a cabo por todas las partes».
Inversión millonaria con ayudas
El Celler Noucentista inaugurado en 1920 mantiene la estructura original, pero sus naves ahora están lejos de su funcionalidad original para un municipio dedicado a la agricultura. Sin embargo, este poso histórico quedará musealizado en una de las salas colaterales de la nave principal, evocando el pasado de esta bodega levantada a principios del siglo XX.
En la zona central del Celler, se ha habilitado una platea con 517 butacas mirará a un escenario donde los usos culturales pueden ser diversos. Una platea que en caso de necesidad pueden desaparecer sus butacas y dejar espacio a un aforo de casi mil personas.
Todo ello a una altura superior al suelo original del celler, dejando paso en un subsuelo tapado de las conducciones y servicios necesarios para el nuevo uso de este edificio protegido dentro de los bienes locales de la ciudad.
Las obras tienen un presupuesto iicial de 4,9 millones de euros. Se trata de la parte central de la restauración. A este montante hay que sumarle otras partidas de instalación de equipamientos, suministro e instalación de la escenotécnica y equipamiento del mobiliario. Una suma total que supera los 7,5 millones de euros, de los cuales los fondos Feder financian dos millones.
La puesta en escena del Celler, más allá del debate político suscitado en su origen, también ha tenido otros foros sociales relacionados con una imponente cristalera que cubre la parte trasera de este edificio. Incluso Vila-seca en Comú, hace unos meses, propuso decorar la cristalera con siluetas de pájaros para evitar que las aves reales chocaran y fallecieran por el impacto. Idea descartada por el actual gobierno.
El alcalde admite el debate y que todas las opiniones sobre el Celler son respetables. «Hemos diseñado un equipamiento del siglo XXI aprovechando un edificio histórico. No queríamos una restauración idéntica. Pretendíamos adaptar un edificio a un uso actual, respetando su esencia. Entiendo el debate de la cristalera, pero creo que se ha hecho un trabajo excelente».
Se mejora la accesibilidad del entorno
En la calle Castillejos y Castell, una valla metálica impide su paso. Se trata de la ejecución de una obra paralela a la restauración del Celler para mejorar la accesibilidad del equipamiento. El importe de la actuación en ambos viales asciende a cerca de 140.000 euros y se prevé que se termine la obra poco antes de la inauguración del Celler.
Las obras consisten en corregir los desniveles vigentes (hay poca acera y predomina el tráfico rodado) y adaptar estos tramos a una zona para peatones, de entrada y salida de los dos equipamientos. Así se crea una plataforma única (se suprime la acera de ambos lados) con un pavimento de piedra natural como ya existe en el centro histórico.