En los últimos días las intervenciones que deben hacerse en las playas del Baix Penedès para retener arena y evitar la erosión, ha encendido un debate sobre las soluciones más efectivas.
Tras la retirada en Calafell de un espigón ya que el Ayuntamiento de la localidad apuesta por sacar elementos duros que intercedan en la dinámica litoral, se ha puesto sobre la mesa la posibilidad de desmontar los espigones de Cunit paralelos a la costa.
Esa posibilidad ha tenido un gran rechazo en las redes sociales en parte de los ciudadanos, pese a que grupos como la CUP del Penedès consideran más efectiva su retirada.
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El alcalde de Cunit, Jaume Casañas ha explicado en un vídeo su postura sobre el futuro de los espigones que desde hace 40 años han configurado a la costa del municipio en forma de calas.
Las posturas están enfrentadas entre las estructuras duras para salvar las playas o la naturalización.
Casañas asegura que «los espigones de Cunit no se tocan». Un apostura que choca con la de sus vecinos de Calafell que apuestan por la retirada de barreras en el mar.
Está por ver sin embargo la decisión que tomará el Ministerio de Transición Ecológica sobre el futuro del puerto de la térmica de Cubelles y que podría condicionar la continuidad de los espigones de Cunit.