El pasado mes de mayo, el Ayuntamiento de Cambrils cerraba un tramo del paseo marítimo, en la zona del Cap de Sant Pere, como medida para frenar la venta ambulante ilegal. Aquella estrategia, que no se ha vuelto a repetir, fue una declaración de intenciones por parte del consistorio, que ha intensificado este verano la presión policial en esta zona caliente del ‘top manta’.
Desde el Ayuntamiento defienden que se ha conseguido reducir el número de vendedores en el paseo, pero vecinos y paseantes mantienen su enfado por las dificultades de pasar por este tramo del paseo debido a la gran presencia de manteros.
Este punto de la ciudad concentra decenas y decenas de vendedores del ‘top manta’ que cada verano ocupan buena parte del paseo junto a la playa. Una estampa habitual en los meses de verano, que este año ha compartido protagonismo con el incremento de operativos policiales contra el ‘top manta’.
«Hemos hecho más cosas de las que se han hecho nunca aquí», defendía el alcalde, Alfredo Clúa, en unas declaraciones recientes al Diari, en las que aseguraba que esta estrategia «está funcionando». El gobierno cambrilense acudió a la Subdelegación del Gobierno para pedir la implicación de la Guardia Civil y la Policía Nacional en la lucha contra la venta ilegal. En los últimos meses han sido varios los operativos llevados a cabo por estos cuerpos, y también los Mossos, centrados en interceptar el material falsificado que se suele vender en esta zona, principalmente ropa y calzado.
Asismismo, la Policía Local ha hecho una veintena de intervenciones de material a vendedores que iban a pie fuera del paseo del Cap de Sant Pere y otras cinco incautaciones en coches que trasladaban el género. «Estamos presionando mucho y ya sabemos que muchos vendedores se han ido derivando a otros sitios porque aquí lo tienen más difícil», afirma Clúa.
Sin embargo, la presencia de manteros en esta parte del litoral cambrilense todavía se cuenta por decenas cada día, especialmente cuando cae la tarde. «Si viene un día la policía, ese día podemos pasear, pero al día siguiente ya volvemos a tener el caos montado», lamenta Margarita, que pasea a diario en este tramo entre Cambrils y Salou. «Te obligan a bajar por el carril bici y eso es un peligro, porque también pasan bicis y patinetes a toda velocidad. Pasar con los niños es un sufrimiento cada vez», coincide Maite.
«Este verano ha sido como todos. Desgraciadamente ya estamos acostumbrados a no poder salir tranquilamente de casa. No me entra en la cabeza que en tantos años no se haya podido solucionar este problema. Me parece un agravio para los comerciantes que tienen su tienda y pagan sus impuestos», critica Lluís, que tiene un apartamento en la zona.