Más allá del virtuosismo con el violoncelo y que un estudio iniciado intenta reproducir, Pau Casals destacó por su humanismo y su lucha contra los totalitarismos y las injusticias.
Se negó a tocar allí donde no se respetaban los derechos humanos o incluso en las naciones que no mostraban contundencia contra las atrocidades de regímenes fascistas y nazis.
Y precisamente los nazis tenían Pau Casals como uno de sus enemigos más temidos por su influencia. Y no lo querían ni en los calendarios.
Los documentos
La Vanguardia ha revelado un documento que fue recuperado por Estados Unidos entre los que se guardaban en el Ministerio de Cultura del Reich y que muestran esa ojeriza contra el violoncelista. Los documentos están en los archivos nacionales americanos que se guardan en Wahshington.
Los nazis crearon la Cámara de Música, una de las secciones de la Cámara de Cultura del Reich. El musicólogo Herbert Gereigk estaba al frente.
La Cámara de Cultura fue impulsada como agencia del Ministerio de Propaganda que impulsó Joseph Goebbels y sus empleados acudían a conciertos y actos culturales para comprobar si estaban en sintonía con la ideología nazi.
Preparaban informes para Gerigk que era quien determinaba si el artista se ajustaba a las exigencias del régimen.
Ya eran conscientes de que Pau Casals era un crítico de repercusión mundial y que también rechazaría cualquier ofrecimiento.
En 1933 el director e orquesta Whilhem Furtwängler invitó al músico de El Vendrell a tocar con la Filarmónica de Berlín pero Casals se negó.
Un enemigo
Los nazis ya consideraban a Pau Casals como un peligroso enemigo.
En la Alemania nazi había la tradición de editar unos calendarios temáticos con imágenes de la naturaleza, de arquitectura, de animales... y de cultura con fotos de artistas.
En 1938 en uno de esos calendarios aparecieron fotos de artistas que fueron rechazados por esa censura nazi.
«La selección de imágenes no muestra una línea coherente en el sentido de nuestra visión del mundo», concluye el informe.
Una de las fotos era de la Pau Casals. El informe señala que «el violoncelista español representado en el calendario, aunque no sea judío, es uno de los enemigos más acérrimos de la nueva Alemania» y se consideró su incorporación como negativa.