Explican que Pau Casals comenzó a tocar el flabiol en aquel conjunto de casas y rodeado de bosque de Montpeó de Calafell. Así al menos lo dejó escrito Josep Rius i Morgades (1912-1996). Ese poblado con media docena de casas sobre un montículo de 142 metros de altitud y que se comunicaba con un camino a la carretera de Calafell a Bellvei fue un agregado de Calafell que quedó abandonado en 1921.
Hoy sólo quedan restos de ruinas devoradas por la naturaleza. Algunos muros y arcos de casas que estaban en lo alto de la colina. Ordenadas en dos hileras de viejas viviendas que rodean un espacio central que era el corral. A los pies de la colina hay otras casas, del XVIII, también en ruinas.
Pese tener pocas viviendas, en Montpeó llegaron a residir unas 60 personas. Sorprende que eran casas ricas para el momento y con grandes corrales ya que era un paso de trashumancia de cabras y ovejas por el cruce de caminos a Bellvei, Clariana, Vilafranca, Cunit, Cubelles, Calafell, El Vendrell y Torredembarra.
Los rebaños llegaban de Santa Coloma de Queralt en busca de zonas más cálidas en invierno y regresarlos en verano, donde había más prados frescos y con alimento.
Desde el siglo XI
El historiador de Calafell Joan Santacana ha investigado en lo poco que queda de Montpaó, que en un documento del XI aparece como montaña del Paó junto al nombre del noble Bernat de Montpeó.
En el siglo XIV los documentos ya citan a Pere de Montpeó como «porter de la reina». También a mediados de siglo surge Agnès de Monpeó, que fue priora del monasterio de Alguaida. Sin embargo ese nombre en una localidad costera podría ser por estar motivado por ser esa ruta de trashumancia.
La crisis del vino que desató la plaga de la filoxera y las luchas rabasaires despoblaron el núcleo. Cal Calau, Ca l’ Huguet, Can Marrugat, Cal Panxo y Can Seixanta, además de las masías de Can Borrell de Mas Romeu, quedaron vacías.
Conflicto de remensa
Fue durante el dominio feudal de los Palou que hubo el conflicto de remensa, el pago que debían hacer los campesinos a su señor si decían abandonar la tierra ya que la obligación de trabajarla se heredaba
En Montpaó la mayoría eran remensas. Los de Calafell también se unieron contra esos malos usos feudales, como consta en un documento de 1449. La reunión fue en la parroquia de la Santa Creu de Calafell. La protesta llevó a una revuelta social
Los señores aumentaron los diezmos que los agricultores debían entregar. Tras muchas luchas los residentes en Montapó lograron que sus tierras tuviesen el mismo régimen tributario que los de Calafell. El declive de Montpao fue lento y se aceleró con la crisis de la filoxera en el siglo XIX.